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Salud.

Iniciado por Fearless, Julio 31, 2015, 16:20:20:04 PM

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Lesly

Pues sí­, depende de la experiencia de cada una. Y sí­ habí­a leí­do todo, igual es cierto que sólo me he quedado con parte.

Mi experiencia hasta la fecha con homeopatí­a ha sido buena. Imagino que el o la profesional tanto en homeopatí­a como en cualquier otra cosa es muy importante.

Anabel

Cita de: Lesly en Julio 28, 2017, 00:41:41:11 AM
Pues esas bolitas de azucar las recetan médicos que tienen el mismo tí­tulo de medicina que otro médico que receta fármacos.

un homeópata no tiene por qué ser médico,no puede hacer diagnósticos ni recetar medicinas convencionales

Lesly

Puede, pero yo no me fí­o de los que no son médicos.

jade

Aunque es extenso, considero que, merece la pena dedicarle unos minutos a su lectura.



En los últimos meses han proliferado las manifestaciones en contra de las llamadas  «pseudociencias»  en los medios de comunicación, muchas de ellas lideradas por la recientemente creada Asociación para Proteger al Enfermo de Terapias Pseudocientí­ficas (APETP) y estimuladas por escándalos recientes, como el del niño italiano que murió porque sus padres no quisieron llevarle a un hospital para resolver una otitis, confiando en la homeopatí­a. A pesar de a que esta campaña  levanta muchas simpatí­as por presentarse como una defensa del rigor cientí­fico frente a la magia, me gustarí­a posicionarme  contra ella por diversas razones, ya que creo que esta persecución no está exenta, también, de riesgos.

Puedo decir que soy parte de la comunidad cientí­fica, ya que soy doctora en Fí­sicas y gran parte de mi trabajo en la universidad es la investigación y la publicación en revistas cientí­ficas. Sin embargo, esta campaña contra lo que tildan de pseudociencias me rechina profundamente. Me recuerda a los habituales intentos de las Academias de protegerse contra los paradigmas nuevos que rompen sus esquemas, esos paradigmas que, después, son la base de los avances cientí­ficos realmente revolucionarios.

Mi posición personal ante este tema se podrí­a ilustrar con una anécdota que se atribuye a    Galileo. De él se dice que tiró dos bolas similares, una de metal y otra de madera, delante de sus maestros para demostrar que, en contra de la «verdad» de la teorí­a de Aristóteles, las dos bolas caí­an a la vez. Yo tengo una experiencia muy directa de la efectividad de los tratamientos homeopáticos en mi persona y en dos enfermedades que la medicina oficial trata de crónicas e incurables (asma y psoriasis). Si no fuera porque mi caso es realmente llamativo, porque la mejora fue muy rápida y no se puede atribuir otra causa y porque pasé décadas con estas enfermedades en un peregrinaje por diferentes médicos públicos y privados, quizá también   pensarí­a que la homeopatí­a es una «pseudociencia» y que todas esas cosas de las terapias alternativas son bobadas. Pero mi «bola de madera» ha caí­do exactamente al mismo tiempo que mi «bola de metal», y por más que repito el experimento el resultado es el mismo ¿Qué debe hacer una buena cientí­fica? ¿Rechazar su experiencia para hacer caso a la teorí­a establecida? ¿Hacer mala ciencia, es decir, amañar y olvidar los datos incómodos que no cuadran con los esquemas preconcebidos para que la teorí­a parezca correcta?

Cada vez hay más personas que utilizan este tipo de terapias alternativas y acudir a ellas supone un riesgo: sobre todo el de perder tiempo y dinero; pero resulta muy   poco cientí­fico decir que todo lo que ofrecen son timos sin haber estudiado escrupulosamente todos los casos (como el mí­o) cosa que, evidentemente, requiere un esfuerzo enorme y no se ha hecho. Resulta llamativo que, tanto la APETP como numerosos artí­culos aparecidos recientemente , hablen  taxativamente de que todas estas terapias son inútiles y todos los casos positivos son debidos al efecto placebo, sin dejar el mejor resquicio para la duda.

Esa no es la forma de hablar de los cientí­ficos cuando hacen buena ciencia. Los cientí­ficos del IPCC, por ejemplo, ha dedicado décadas a proyectos de investigación sobre la relación entre el cambio climático y las emisiones antropogénicas, y  hablan de que «es muy posible que sea causado por los seres humanos» y de que haya « más del 90 % de certeza» de ello, etc. Sorprende que los médicos de la APETP, sin embargo, puedan resolver de un plumazo  y con una evidencia absoluta la relación entre cientos de terapias alternativas y cientos de enfermedades sobre miles o millones de enfermos  después de unos pocos estudios.

Además, estas campañas están constatemente acudiendo a razones emocionales y estableciendo una lucha entre «los que creen en las pseudociencias» y «los que creen en la ciencia» que me resulta espantosamente acientifica. La ciencia no necesita acólitos que crean en ella ni tribus que se vistan con sus colores, porque la ciencia no es fe, es simplemente un método para interpretar y conocer la realidad y no deberí­a utilizarse como un estandarte  para luchar contra «el otro». Esto se parece más a una campaña orquestada contra  ciertas tendencias que no gustan  a alguien  (¿quizá a la industria quí­mica?) que  está utilizando el prestigio de lo cientí­fico para luchar contra sus particulares enemigos. Esto no es hacer buena ciencia ni fomentar el espí­ritu cientí­fico, es, simplemente, marketing.

Por ello, el papel de los médicos ante todas estas terapias alternativas, a mi juicio, no puede ser el de convertirse en una institución censora que le diga a la gente lo que tiene que creer y deberí­a limitarse a dos aspectos. El primero serí­a insistir públicamente en que se  busque siempre primero un diagnóstico en la medicina oficial, se acuda a los hospitales en los casos agudos y  no se abandonen los tratamientos  convencionales sin ser muy conscientes de los riesgos (y no se haga en menores de edad). También se deberí­a vigilar que no se vendan sustancias prohibidas por la legislación, cosa que ya se hace. Pero el segundo aspecto que deberí­an tener en cuenta los médicos es preguntarse en qué están fallando ellos o en qué están acertando los otros  para que este tipo de cosas tengan cada dí­a más aceptación.

El riesgo que suponen estas terapias viene, sobre todo, del hecho de que se rechace la medicina oficial por su culpa. Lo realmente peligroso  es que aparezcan gurús que prometan curarlo absolutamente todo con los remedios que ellos venden y que absolutamente todo lo que hace la medicina oficial es pernicioso. Porque el problema es ese absolutamente todo, ese creer que «mi» teorí­a particular es la mejor y la única y que, además, lo cura todo. De poder caer en este error, por cierto, tampoco se libra la medicina académica que debe reconocer que no lo sabe todo, que todaví­a tiene mucho que aprender e investigar y que, evidentemente, hay muchas enfermedades que no cura.

Es esa modestia del que sabe que no sabe la que hace avanzar  la ciencia, ya sea por los cauces oficiales o por los extraoficiales. Porque la historia de la ciencia está llena de avances surgidos en sus lí­mites, en muchas ocasiones rallando el absurdo, el arte o la magia; y se han descubierto muchos hechos reveladores a  través de  creencias erróneas. Prohibir a toda «terapia experimento» que dé la impresión de no ser efectiva o que haya sido desacreditada por algún estudio (quizá interesado) supone que nos privamos de descubrir cosas nuevas; supone no dejar que personas inquietas (algunas de ellas con formación cientí­fica y con buena voluntad, otras no) acumulen experiencias que quizá en el futuro sean de gran valor para la medicina.

La medicina oficial también tiene todaví­a muchas cosas que aprender y tiene que reconocer que hay muchas personas enfermas a las que no sabe cómo ayudar. Desde el siglo XX se ha avanzado enormemente en el tratamiento de las enfermedades infecciosas, en la cirugí­a y en el diagnóstico, pero la medicina actual está fracasando a la hora de dar respuesta, por ejemplo, a las enfermedades relacionadas con la contaminación  y a la hora de explicar el imparable aumento de las alergias y el cáncer. Quizá algún dí­a esas mismas tendencias que ahora tacha de «pseudociencia» sean la clave de descubrimientos revolucionarios que permitan curar o evitar esas dolencias.

De hecho, no serí­a extraño que su fracaso ante el cáncer y las enfermedades ambientales se deba a su insistencia en curar casi exclusivamente mediante medicamentos quí­micos, lo cual no funciona en enfermedades cuyo origen es, precisamente, el abuso de la quí­mica. Sorprende, por cierto, que la APETP ponga tanto énfasis en que se prohí­ba la venta de sustancias cuyo único peligro, según ellos, es ser un placebo y no levante la voz contra la escandalosa venta de todo tipo de herbicidas, pesticidas, biocidas y disruptores endocrinos que se añaden  sin apenas control  a nuestros alimentos, ropa y productos de limpieza habiendo bastantes evidencias de sus efectos cancerí­genos.

La ciencia médica está todaví­a muy enclaustrada en un paradigma reduccionista y  muy basada en el medicamento mientras los cientí­ficos más lúcidos están viendo que necesitamos superar el reduccionismo para avanzar hacia una ciencia  más sistémica. La medicina oficial se comporta demasiadas veces como el mecánico de un coche que, si falla una pieza,  la sustituye por otra y  ve demasiadas pocas veces el cuerpo como lo que es: un organismo con una complejí­sima capacidad de autorregulación y regeneración. Las medicinas «alternativas» suelen incidir precisamente en esos aspectos donde falla la oficial: ser más sistémicas, no abusar tanto del medicamento y ver el cuerpo-mente-persona como una unidad. De hecho, lo que muchas de ellas hacen no es curar sino, simplemente, poner al cuerpo en un estado de bienestar que permita que todos esos complejí­simos mecanismos de regeneración  se pongan en marcha. Al fin y al cabo, el propio Hipocrates,  padre de la medicina occidental, ya decí­a que es el cuerpo el que cura, no el doctor.

Si hablamos de que algo es terapéutico cuando consigue ayudar al cuerpo a recuperar su equilibrio, todo lo que permita que la persona mejore la gestión de sus emociones, la colocación de su cuerpo o sus hábitos psicológicos  puede ser visto como terapia, sin que tenga por qué ser demostrable objetivamente o estrictamente cientí­fico. No todo en la cultura humana puede ni debe ser probado mediante la experimentación cientí­fica. El arte no es demostrable objetivamente pero es necesario para el ser humano y desde hace milenios sabemos que puede ser curativo (aunque también sabemos que no lo puede curar absolutamente todo). ¿Hay alguna diferencia entre la risoterapia actual y la comedia de siempre, o entre la musicoterapia y la música que desde hace milenios cura el alma humana?

Recuperemos un poco la cordura y no caigamos en ninguno de los extremos aberrantes del «yo lo sé todo». Se debe insistir en la importancia de acudir en primer lugar al médico y al hospital, pero no se puede prohibir que las personas enfermas a las que la medicina oficial falla experimenten por otros caminos. Se debe exigir rigor cientí­fico a lo que es ciencia, pero también ser debe admitir que el método cientí­fico no se puede aplicar a todo. Se debe tener respeto por el conocimiento acumulado por las Academias durante milenios, pero no se puede prohibir avanzar a todas las personas que deciden alejarse de los caminos trillados para buscar nuevas explicaciones de la realidad.
No vemos el mundo como es sino como somos.

Pipita

Coherencia por ambas partes. De la de los cientí­ficos, y de esos terapeutas. La ciencia no lo es todo, ahora, mucho cuidado con según qué. Coherencia, SIEMPRE. Que es lo que merecen los pacientes, no luchas ideológicas de "yo más que tú, chincha chincha".
"If you do not express your own original ideas, if you do not listen to your own being, you will have betrayed yourself".

Cam

Las »˜medicinas alternativas»™ aumentan hasta un 470% el riesgo de muerte en pacientes de cáncer
El Paí­s: Ciencia



«Plantas, vitaminas, minerales, probióticos, medicina ayurvédica, medicina tradicional china, homeopatí­a, naturopatí­a, respiración profunda, yoga, taichí­, chi kung, acupuntura, quiropráctica, osteopatí­a, meditación, masajes, oraciones, dietas especiales, relajación progresiva, imagen guiada». El joven oncólogo estadounidense Skyler Johnson enumera algunos de los pseudotratamientos -sin ninguna prueba cientí­fica de su eficacia- a los que se encomiendan muchos pacientes de cáncer. Es la mal llamada medicina alternativa.

Johnson, de la Universidad de Yale (EE UU), acaba de poner cifras al daño que hacen estas pseudoterapias. Su equipo ha comparado los casos de 281 personas con cáncer que optaron por pseudotratamientos y las historias de 560 pacientes que sí­ confiaron en las armas de la medicina real: quimioterapia, radioterapia, cirugí­a y terapia hormonal. Los resultados ponen los pelos de punta. Las mujeres con cáncer de mama que se abrazaron a la medicina alternativa aumentaron su riesgo de muerte un 470%. Los pacientes de cáncer colorrectal compraron un 360% más de papeletas para morir al creer a ciegas en las prácticas pseudomédicas. Y los de cáncer de pulmón, con peor pronóstico en general, un 150%.

"Es importante que los oncólogos inviertan tiempo en hablar con sus pacientes, sobre sus creencias particulares», opina el investigador Skyler Johnson

«Un diagnóstico de cáncer te cambia la vida. Por desgracia, hay muchí­sima desinformación sobre el cáncer y sobre sus tratamientos demostrados. Es importante que los oncólogos inviertan tiempo en hablar con sus pacientes, sobre sus creencias particulares», opina Johnson. «Los pacientes interesados en las medicinas alternativas deberí­an ser advertidos del riesgo de muerte asociado a esta decisión», explica el oncólogo.

El estudio de Johnson y sus colegas es inusual, debido a la dificultad de acceder a datos fiables y a las reticencias de los pacientes a reconocer su adhesión a pseudomedicinas. Los cientí­ficos de Yale han sorteado estos obstáculos exprimiendo la Base de Datos Nacional del Cáncer de EE UU, identificando 281 casos de pseudoterapias entre 2004 y 2013. Para comparar, los investigadores buscaron dos pacientes de medicina auténtica por cada uno de medicinas alternativas. Los pacientes debí­an ser similares en cuanto a edad, tipo de cáncer, fase, estado de salud previo y seguro médico.

Las diferencias en los resultados de unos y otros podrí­an ser incluso mayores, según subraya Johnson. Su estudio, publicado en la revista especializada Journal of the National Cancer Institute, hace un seguimiento corto de los casos, de solo unos 5,5 años en promedio. «La mayor parte de los cánceres de nuestro estudio eran de mama y de próstata, que pueden tener historias muy largas de manera natural, antes de que una persona sufra un empeoramiento de la enfermedad, su diseminación y, consiguientemente, la muerte», señala Johnson.

Las personas que optan por las pseudomedicinas suelen tener más dinero y, paradójicamente, mayor nivel educativo

Además, el oncólogo destaca otros posibles factores de confusión. Las personas que optan por las pseudomedicinas suelen tener más dinero y, paradójicamente, mayor nivel educativo, dos rasgos asociados de manera general con una mayor supervivencia. Asimismo, la base de datos utilizada clasifica a los pacientes en la primera fase del tratamiento, pero la experiencia clí­nica de Johnson le dice que muchas personas acaban acudiendo a la medicina real tras constatar el fracaso de las pseudoterapias.

Teniendo en cuenta estos factores, las diferencias entre el tratamiento y el pseudotratamiento serí­an todaví­a mayores. «El mensaje que hay que llevarse a casa es que es muy importante elegir cuanto antes la terapia convencional en cánceres que son curables», sentencia.

El equipo de Yale ha estudiado los cuatro tipos de cáncer más habituales en EE UU: de mama, de próstata, de pulmón y colorrectal. En el caso del tumor de próstata, las diferencias no son muy significativas. «En los tumores que sí­ son muy curables con terapias convencionales, como el cáncer colorrectal y el de mama, el riesgo de muerte se multiplica por casi cinco y por casi seis con terapia alternativa. Y, probablemente, subirí­a más si hubiera habido mayor seguimiento de los pacientes», resalta Miguel Martí­n, presidente de la Sociedad Española de Oncologí­a Médica.

«En el caso del cáncer de próstata, tampoco sorprende mucho el dato porque ya sabemos que muchos cánceres de próstata se diagnostican en periodo asintomático, y muchos son poco agresivos y a lo mejor no precisan ningún tratamiento», continúa Martí­n, jefe del servicio de Oncologí­a Médica del Hospital Universitario Gregorio Marañón, en Madrid. El epidemiólogo Esteve Fernández, presidente saliente de la Sociedad Española de Epidemiologí­a, también aplaude el nuevo trabajo: «Es un buen estudio, publicado en una revista cientí­fica de primera lí­nea, que muestra con claridad que las medicinas alternativas no sirven».
"Ante todo, respétate a ti mismo."

Pití goras

Lesly

Al hilo del cáncer y las terapias alternativas voy a describir un caso que conozco personalmente, una amiga í­ntima. Tení­a un tumor uterino bastante grande (no recuerdo el tamaño). Al hacerle la biopsia determinaron que era de grado 3. Le dijeron que tení­a que operarse pare eliminar el tumor. El grado 3 es agresivo y se tiene que operar para eliminarlo. Mi amiga hizo terapias alternativas, entre ellas la homeopatí­a (la homeópata es médico), psicoterapia, y otras terapias alternativas. Además de las terapias que le recomendó la ginecóloga.

Las terapias las hizo durante un mes y medio. Luego la operaron para extirparle el tumor. La ginecóloga le explicó que el tumor era mucho más pequeño de lo que habí­an determinado con el ecógrafo y que no resultaba ser de grado 1 y no de grado 3 como habí­an creí­do al hacer la biopsia. La ginecóloga no pudo darle una explicación de estos cambios en el tumor. La dijo que si con el ecógrafo hubiesen visto ese tamaño y que era de grado 1 no la hubiesen operado.

¿Funcionaron las terapias alternativas? ¿Se equivocaron los médicos en su diagnóstico? Mi amiga ni lo sabe ni le importa. Está feliz de haberse gastado el dinero en las terapias y también está contenta porque prefiere que le hayan quitado el tumor, aunque no fuese de grado 3.

Pienso que nada es totalmente blanco o totalmente negro. Se puede hacer uso de ambas terapias a la vez, sobre todo en casos de cáncer. La psicoterapia en estos casos no eliminará el tumor, probablemente. Pero ayudará a afrontar la terapia de otro modo. La homeopatí­a no eliminará el tumor, probablemente. Pero ayudará a que los efectos secundarios de las medicinas no sean tan agresivos.

Hay varios centros de investigación sobre diferentes cánceres en estados unidos donde se combinan terapias como yoga, acupuntura, homeopatí­a, psicoterapia, mindfullness, etc con terapias como la quimioterapia, medicación, radioterapia, etc.
Creo que en estos casos y en otros muchos es mejor sumar.

Amfe

Yo, de verme en la situación, complementarí­a, pero no sustituirí­a.
El fin está en los medios como el árbol está en la semilla

jade

@Lesly pues al hilo del cáncer,  si no lo has leí­do,  te recomiendo el libro " muero por ser yo" de Anita Moorjani. Ella padeció esa enfermedad y cuenta de primera mano todos los caminos que recorrió buscando la curación.
A mi particularmente,  me gustó muchí­simo.

Lo puedes descargar gratuitamente.
No vemos el mundo como es sino como somos.

Lesly

Gracias @jade , lo buscaré. Tengo otra amiga que tiene cáncer de timo. Le extirparon ya el timo y parecí­a que estaba bien pero ha vuelto a recaer. Le he pasado el contacto de todas las terapias alternativas que le han ido bien a mi otra amiga, lo que haga con ello es cosa suya. Ella dice que no se quiere volver a operar, su médico homeópata le recomienda que se opere, al igual que su oncólogo. Pero ella está buscando otras opiniones con otros oncólogos.


Lesly

http://www.levante-emv.com/comunitat-valenciana/2017/07/24/conselleria-sanidad-homeopatia-acupuntura/1597221.html

La consellera de sanitat de la comunitat valenciana ha instado a los médicos de la seguridad social de esta comunidad a no fomentar las terapias alternativas. He hablado de esto con mi homeópata, que también es médico de la seguridad social. Tanto ella como otros médicos de la seguridad social recomiendan la homeopatí­a a veces como complemento de otros medicamentos y a veces en exclusiva.
Ella me decí­a que no entiende que una consellera se atreva a decirle a una profesional médico qué debe o no debe recetarle a sus pacientes. Cada médico decide qué es lo mejor para su paciente. Mi médico tiene un colega que también es homeópata y también trabaja en la seguridad social. Lleva años aplicando la homeopatí­a en sus tratamientos. En todos estos años ha documentado los tratamientos y los resultados. Los casos que probablemente tendrí­an que haber derivado en cáncer y no lo hicieron. La cantidad de dinero que le ha ahorrado en operaciones y tratamientos más caros a la seguridad social gracias a utilizar la homeopatí­a (por no hablar de evitar males mayores a sus pacientes).


http://www.hablandodehomeopatia.com/vii-congreso-nacional-homeopatia-donosti-2016-evidencias-cientificas-y-mucho-mas/

Se celebró un congreso internacional de homeopatí­a donde acudieron premios Nobel y otras autoridades en materias médicas, bioquí­micas y fí­sicas. Aquí­ se puso de manifiesto como puede ayudar la homeopatí­a. Se explicó a través de la medicina cuántica: como puede actuar la homeopatí­a a nivel molecular con una explicación cientí­fica realizada por cientí­ficos de renombre.

Por supuesto que en homeopatí­a y otras terapias que se consideran alternativas se realiza investigación, pero no es reconocida por la medicina convencional. Concretamente no es reconocida por las farmacéuticas, que son quienes realizan "los" proyectos de investigación y deciden qué proyectos son correctos y cuales no. Tanto es así­ que ante la explicación de que la homeopatí­a funciona a través de la fí­sica cuántica uno de los responsables de sanidad en esta comunitat dijo algo parecido a : "eso de la fí­sica cuántica aún no está demostrado y nadie se lo cree".

https://elpais.com/elpais/2016/10/04/ciencia/1475571025_244159.html

Parece ser que este señor no le da validez a quienes otorgan los premios Nobel. 

Pipita

Psicoinmunoneurologí­a, la puta clave de este embrollo.
"If you do not express your own original ideas, if you do not listen to your own being, you will have betrayed yourself".

Lesly

Cita de: Pipita en Enero 01, 2018, 20:09:09:36 PM
Psicoinmunoneurologí­a, la puta clave de este embrollo.

Muy interesante.

Lesly

Me encanta que me den karmas negativos por dar mi opinión y contar casos personales. Venga, a ver si pongo el contador a cero, que ya tengo experiencia en eso de volver a empezar.

Lesly

Me encantan aún más las medidas compensatorias.