@Pipita, hablando se entiende la gente. Si necesitas comunicar tus sentimientos de nuevo para sentirte mejor y dejar aún más claro todo, hazlo. Si tú estás - y ella - cómoda en esa situación, adelante.

Yo creo que es miedo a que os hagáis daño a la larga: en suma, miedo al compromiso. Pero es normal. Somos muy frágiles en el fondo.

Pues sopesa varias opciones: una, la chica te gusta, crees que podrí­as enamorarte, rompe el ví­nculo amoroso \ pasional y quedad como amigas, dos, la chica te gusta pero no crees que puedas llegar más lejos, pues disfrutad lo que os queda de tiempo y ya se verá, tres, romper el ví­nculo ya - amoroso \ amistoso \ pasional, etc - para evitar futuros quebraderos de cabeza.

A mí­ es que este tipo de historias me ponen un poco triste, tí­a. Es siempre lo mismo. Las pautas son casi idénticas: conoces a una chica, os gustáis, folláis como locas y con cariño, transcurre un tiempo, la cosa se "enfrí­a" por miedo a "encariñarse" y fin. Claro que hay que arriesgarse y ser valiente, lo dice @Átropos, pero depende de ti, reflexiona si te compensa seguir la relación con alguien que te está empezando a gustar demasiado (que te estás enamorando, vaya, porque tú misma confiesas que sólo la ves a ella y en el fondo quieres algo con ella).

Si te soy sincera, @Pipita, desde el momento en el que dijo "eres libre para hacer lo que quieras mientras tanto, verte con otras chicas y tal" - no literal, pero algo así­, resumido - ya te deja claro que no buscaba algo más serio o profundo. Sí­, ha sido sincera, y te ha puesto en sobreaviso.

Es que yo reflexiono y si ahora me dijera "seamos novias", no podrí­a. Me bloquearí­a. Pero admito que me está Empezando a gustar más seriamente y que para mí­ no sólo es una historieta mientras llega otra. Ella me dijo lo mismo, pero en realidad me da terror sentir más cosas. Por eso hoy me he "asustado", porque no parábamos de buscarnos entrr la multitud y cuando haces eso pffff es que ya está xd

Yo la verdad no sé qué hacer. Sé que de momento no estoy preparada para algo serio, pero sé que tampoco quiero liarme con otras.

Cita de: Lapasotilla en Diciembre 10, 2015, 16:07:07:32 PM
Aprovecha para tener buen sexo con cariño, que es lo mejor. Y no te pares a pensar en lo que vendrá después. Deja que todo fluya. Que yo estoy siguiendo ese lema, y me lo estoy pasando teta, y nunca mejor dicho, jajaja.

XD

No me lo puedo creer!!! @Lapasotilla  diciendo que tengas sexo y luego ya se verá!!! Sin pedir compromisos ni nada. El mundo se ha vuelto loco! Y yo que me alegro.

@Pipita , piensas dejar pasar la oportunidad de conocer a una persona que te gusta para evitar hacerte daño? Eso en sí­ no te hace daño ya? Si ya piensas en ella y tienes que hacer el esfuerzo de olvidarla, qué más da que eso tengas que hacerlo ahora o más adelante. Que puede que más adelante te duela más, pues sí­. Eso es vivir. También puedes encerrarte en casa y no conocer a nadie. Porque durante tu vida vas a conocer a gente que te gustará. Y alguna de esa gente te corresponderá. Puedes cerrar tu corazón a cal y canto. Puedes ser muy racional y decir que es mejor así­. Que tu estas mejor sola, que no quieres sufrir. Pero no puedes dejar de sentir. Los sentimientos no son racionales.

Puedes hacer caso a lo que sientes y dejarte llevar, como dice Lapa. Sentir todo lo que sientas, amar dándolo todo, entregarte dando rienda suelta a tu amor. O puedes amar poniéndote un freno, queriendo hacerlo pero con precaución. No dando rienda suelta plenamente a tus emociones.

Creo que en cualquiera de los casos si se termina se sufre.

Yo prefiero vivir sintiendo cada una de las emociones que me toca sentir en cada momento. Ya sean dolorosas o felices.

Uf, escribí­ eso algo pasada de alcohoool xd

Chicas, gracias por vuestros consejos, sois las mejores. Y @Lesly  en el fondo, tienes razón. De verdad que hago esfuerzos sobrehumanos para mantenerme siempre al margen de mis sentimientos, pero llega un punto que las barreras se rompen por sí­ solas y una no puede evitar sentir cosas. Y ya no hablo de amor y tal, porque para mí­ enamorarse es algo muy muy serio (y no de hablar cuatro meses contaos y morrearse y chuscar), pero la verdad es cierto que asusta sentir aunque sea lo mí­nimo. Sobre todo en mi caso, que después de la traumática relación con mi ex ninguna mujer ha conseguido despertarme nada más allá del "me la follaba", y claro, eso asusta. Y quizás con esta chica no acaba pasando nada y sólo ha servido para ver que es posible volver a sentir cosas por alguien, que el corazón se repara y que puede vovler a latir por otra persona, aunque sea un poquito. Pero para mí­ ya es más que suficiente, porque yo os juro que pensaba que después de aquella relación lo único que me iba a despertar una chica serí­an cosas en la entrepierna  askjdfhlau yhntgb


Ya iré contando, como siempre.

@Pipita !!!!

Vas a estar toda tu vida sin disfrutar por miedo a? Está muy bien esconderse bajo una coraza para no sufrir, pero desgraciadamente así­ te pierdes la vida...a todos nos va a tocar vivir momentos buenos, malos, decepciones, alegrí­as, tristezas...eso es vivir. Tú eliges: tener una historia que puede ser preciosa o dejar pasar una oportunidad de ser feliz. Nadie sabe cómo acaban los capí­tulos de nuestra novela, pero lo que importa es que, mientras duren, se esté bien.

Adelante, valiente!!

Te voy a contar un cuento @Pipita . Igual lo conoces pero de todas formas, por si te sirve... el miedo que nos paraliza, el miedo al rechazo, al sufrimiento... es tan relativo todo en realidad! Bueno, ahí­ va.


Mark habí­a nacido con una grave enfermedad del sistema inmunitario. Los niños nacidos con esta deficiencia en las defensas tienen muy pocas posibilidades de sobrevivir. Dada su incapacidad para generar anticuerpos, cualquier infección, por banal que fuera para un individuo normal, podí­a terminar con su vida en pocas semanas.

Su única alternativa era construir a su alrededor un ambiente aséptico donde vivir a la espera de una solución. La pelí­cula «El muchacho de la burbuja de plástico» de John Travolta representaba a un niño nacido bajo esta anomalí­a.

Hijo de un médico rural y una maestra, Mark sobrevivió a su primera infancia gracias a su propio temple y al esfuerzo de sus padres. Viviendo en un dormitorio aislado del resto de la casa, sellado por enormes y herméticamente selladas cortinas de plástico, se pasó los primeros veinte años de su vida recibiendo contadas visitas en su espacio privado y protegido. Nadie podí­a entrar en su espacio protegido sin haberse lavado las manos con antiséptico y usar sólo ropa estéril: traje de cirujano, botas y barbijo.

Fue justamente el dí­a que cumplió los veintiuno cuando le dijo a su madre que habí­a tomado la decisión de viajar. La madre se paralizó al escuchar a su hijo. Salir del ambiente aséptico de su cuarto era poner en riesgo serio su vida.
- Hijo, tú sabes que no puedes hacer eso. Yo darí­a mi vida y los sabes, si con eso pudiera regalarte esa posibilidad, pero no es real y lo lamento.
- Fí­jate, mamá - dijo Mark -, tengo veintiún años. Nadie con esta enfermedad ha sobrevivido más allá de los veintiséis, a pesar de haber tenido iguales o mejores cuidados que yo. No quiero morir, pero menos quiero abandonar este mundo sin haber disfrutado alguna obra de arte, sin haber pisado la arena de la playa, sin visitar a familiares. NO voy a morirme, mamá, sin haberte abrazado sintiendo mi mejilla contra la tuya, sin nada en el medio, aunque sea una vez más.
La madre lloraba, pero le contestó:
- La ciencia avanza, hijo; quizás en unos años, lo que hasta ahora es incurable se soluciones o se resuelva. Espera un poco...
- Estoy dispuesto a escuchar al doctor, pero si no me da esperanzas de alguna novedad, te lo digo desde ahora, mamá: yo voy a salir de esta burbuja y me gustarí­a ir contigo a Europa, y a la playa y a la granja de tu hermana. No obstante, si no quieres ser mi cómplice, lo entenderé y lo haré de todas maneras, aunque sea solo.

El doctor tampoco estaba de acuerdo con la decisión y le dijo que exponerse al exterior significarí­a sobrevivir seis meses, quizá ocho, pero no mucho más. No obstante, no estaba dispuesto a mentir, de novedades no tení­a nada.

Ante la decisión irrevocable de Mark, la madre decidió acompañarlo en su aventura final.
Casi 4 meses después, cuando Mark y su madre habí­an viajado por Parí­s, Madrid, Grecia, Roma ....., habí­a montado su primer caballo y habí­a llorado de emoción al contemplar el mar volvieron a casa a petición de la madre para hacerse unos análisis. El equipo médico recomendó volver al confinamiento, pero Mark se negó rotundamente, Pero consiguieron arrancar al paciente la promesa de que guardarí­a reposo durante unas semanas.

En dos semanas de reposo y cuidados maternales la medicina hizo efecto y el peligro pasó. Mark se levantó de la cama, primero con permiso para deambular por la casa y después para dar pequeños paseos por la ciudad.

Una de sus primeras salidas fue al enorme centro comercial cercano a su casa. Al pasar por una tienda de discos se le ocurrió entrar para echar un vistazo, y al hacerlo, la vio. Era una jovencita de unos veinte años, con el pelo lleno de rizos, la piel morena y unos increí­bles ojos verdes que a Mark le parecí­a que brillaban a la distancia. Atraí­do como por un imán se acercó a ella y se quedó pasmado mirándola.


Después de unos segundos la chica le preguntó:
- ¿Te puedo ayudar?
Y él pensó decirle: »Sí­, vamos a tomar un refresco, salgamos a pasear, déjame mirarte durante horas, cuéntame algo de ti... «
Pero no pudo, se le hizo un nudo en la garganta y tragando saliva sólo dijo:
- Quiero este Cd »" cogiendo el primero que vio y entregándoselo a la vendedora sin verlo siquiera.
Ella sonrió tomando el Cd y preguntó:
- ¿Algo más?
Mark también perdió esa segunda oportunidad......
La jovencita todaví­a preguntó: - ¿Es para regalar?
- No, es para mí­.
- ¿Quieres que te lo envuelva de todos modos?
- Ssssí­, - consiguió decir con un hilo de voz.
Mientras ella envolví­a el CD Mark pensaba en lo que podí­a decirle, pero no se atrevió.

Cuando llegó a casa le contó a su madre todo el episodio maldiciéndose por no haberse atrevido a decirle nada. Su madre lo tranquilizó diciéndole que podrí­a volver la semana que viene y tener el coraje de invitarla a salir o de pedirle el teléfono. Volvió al dí­a siguiente.
Esta vez removió algunos estantes haciendo que buscaba algo extraño para darse la oportunidad de mirarla. La vio aún más hermosa que el dí­a anterior. Al aproximarse ella pareció reconocerlo y se le acercó con una sonrisa preguntándole si necesitaba ayuda.
Mark sintió que se poní­a rojo y eso le avergonzó. Tosió, tragó saliva otra vez y finalmente dijo:
Este CD.
Otro regalo.... ¿para ti?- dijo la joven
Si, por favor- contestó embelesado, alegrándose al pensar que le recordaba. Otra vez, la ceremonia de contemplar la espalda de la joven mientras manipulaba el papel. Otra vez, el infinitésimo roce con sus dedos al darle la tarjeta de crédito. Otra vez, el fugaz encuentro de miradas y sobre todo, otra vez, su silencio forzado por la timidez y la vergüenza.

Así­, dos o tres veces por semana, cada vez pensando que se atreverí­a a hablarle, pero terminando con la compra de un CD, que una vez envuelto llegaba a la casa y era guardado sin abrir en el armario del cuarto como sí­mbolo de su falta de coraje.

Hasta que un dí­a tomó la decisión, esta vez hablarí­a con ella; Mark no se sentí­a muy bien, algún virus estaba molestando por ahí­.
Como todos los sábados el centro comercial herví­a de gente; Mark esperó y cuando todos empezaban a irse, entró en la casa de discos y se fue directamente hacia donde estaba ella. Lo vio venir y sonrió.
- Quisiera... »" empezó.
- ¿Sí­?- dijo ella.
- Quisiera.... este CD- dijo una vez más
- Claro »" y sin preguntar fue a envolver el regalo
Pero antes de que la joven le entregara el CD Mark se atrevió a coger el talonario de facturas que llevaba el nombre de la joven y escribió sin que ella lo notara: «Hola, soy Mark, vivo aquí­, me encantarí­a que tomáramos un refresco y charláramos. Este es mi número: 298-345688» . Y después de escribir cerró el talonario y terminó de pagar, saliendo como si nada hubiera pasado.

El lunes sonó el teléfono en casa del muchacho.
La madre lo cogió.
- ¿Sí­?
- Hola... soy Jennifer, ¿podrí­a hablar con Mark, por favor?

Se hizo un largo silencio en la lí­nea, hasta que la madre recuperó el aliento para contestar.

Lo siento, Jenny... Mark murió ayer.

Posiblemente porque no hubo otra venta ese dí­a, o porque los domingos Jennifer tení­a fiesta, el caso es que ella habí­a encontrado la nota de Mark cuando era tarde.

La madre colgó el teléfono llorando. Y sin ninguna razón fue hasta el dormitorio de su hijo, abrió el armario y miró la pila de CD»™s sin abrir. Por curiosidad abrió el primero de abajo para ver qué contení­a. El cd tení­a pegada una nota que decí­a:
«Hola, soy Jennifer, soy nueva en la ciudad. No tengo ningún amigo, ¿quisieras tomar algo conmigo?»

La madre abrió los demás CD»™s.

Cada uno llevaba una nota pegada, que a espaldas de Mark, Jenny habí­a escrito y dejado oculta por el envoltorio. Posiblemente por el mismo miedo al rechazo que su hijo. Seguramente sin atreverse tampoco a correr el riesgo.
« Tienes unos hermosos ojos y una mirada triste, ¿no quieres que nos encontremos para charlar?
« Me llamo Jennifer y tengo verdadero deseo de conocerte... «
« Hola... soy Jennifer.... ¿no quieres ser mi amigo?

Dios, vale, me ha tocado la fibra y me ha hecho reflexionar. En serio, muchas gracias Amapola, de verdad. Me recuerda a una peli protagonizada por Jake Gyllenhall o como se escriba.

Tomando café me salió esto en el azucarillo :

"Hay tres cosas en la vida que una vez que pasan ya no regresan... El tiempo, las palabras y las oportunidades"

Ánimo pipita!

@Lesly, desde que voy al especialista y me está enseñando a no crearme espectativas elevadas de las mujeres, soy más feliz.

@Pipita: arriesga. Quien no arriesga, no gana. Que ganas, genial, que no, pues una cosa que adquieres de experiencia para esta vida perra.

¡Ánimo! :D