No sabí­a muy bien dónde ponerlo. Pienso que tiene cabida en muchos subforos. Por el contenido del ví­deo lo metí­ aquí­ (moderación: si estuviera mejor en otra parte, movedlo pofavó)
Hoy me encontré con esta maravilla que ha publicado una amiga, y me parece de obligada difusión.

Suelo preguntaros mucho, o poner en duda los términos "amar" y "querer" entre otros. Pero este ví­deo lo explica mucho mejor.
¿Qué pensáis?




Oliverio (Darí­o Grandinetti) habla con su ex esposa (Mónica Galán) sobre el amor.

El lado oscuro del corazón es una pelí­cula argentina, de producción argentino canadiense, estrenada el 21 de mayo de 1992. Dirigida y escrita por Eliseo Subiela con textos de Mario Benedetti, Juan Gelman y Oliverio Girondo (poemas)

Pienso que tiene razón lo que dicen, pero también pienso que para llegar a ese punto necesitas haber vivido bastante. No cualquiera puede llegar a ese nivel, a amar sin pedir nada a cambio, a sentirse completo sólo por el hecho de sentir algo por alguien. A aceptar al otro tal y como es, sin querer cambiar nada, sin a a veces pensar "si en esto fuera de otra manera, serí­a perfecto", a comprender que esa persona nos gusta por, precisamente, ser como es. Por no tener aquello que, creemos, le falta.

Esto no se aprende en poco tiempo, hace falta bastante -creo- para llegar este nivel de trascendencia. Y pienso que, el amor hacia el otro, está directamente relacionado con el amor que profesamos hacia nosotros mismos. Creo que, en el fondo, la búsqueda del amor no es sino la búsqueda de nosotros mismos, pero en otra persona. Yo pienso que si uno se encuentra, sin necesidad de buscarse en otras personas, entonces se cuando "encontrará" a esa persona. O quizás me estoy haciendo muchas pajas mentales.

Pues deberí­as tener grandes orgasmos con tus pajas mentales. Me gusta tu estilo.

Lo que la mayorí­a de la gente entiende por amor muchas veces no es más que una proyección mental trazada a vuelapluma. Una proyección hecha sobre un fondo que muchas veces se desconoce o se conoce sólo muy parcialmente y, por lo tanto, en general poco acertada. Si es algo mutuo, entre lo que ese alguien nos quiere mostrar para atraernos (una imagen idealizada, con los aspectos menos atrayentes reducidos al mí­nimo) y lo que uno mismo cree o quiere ver en esa persona, se forma una imagen que asumimos como cierta y como nuestra, porque en cierta forma la hemos creado nosotros, partiendo de nuestras propias expectativas y de los "materiales" que esa persona nos ha facilitado. Es imposible conocer a nadie por completo, por supuesto, pero partiendo casi siempre de proyecciones y no de un conocimiento real y profundo es muy fácil que en un momento dado aparezcan las sorpresas; los "yo creí­a que", el desencanto, la tragedia griega. Porque decimos habernos enamorado, pero a toro pasado solemos darnos cuenta de que ese amor casi siempre se dirigí­a hacia lo que creí­amos que ese alguien era y no a lo que realmente es.

Amar de verdad, por lo que alguien es y no por lo que creemos o querrí­amos que fuera, no es imposible pero sí­ difí­cil. Poder tomar lo que se te ofrece sin exigencias, aceptándolo tal y como es sin sujetarlo al terreno de las propias expectativas es tremendamente complicado. Pero poderse se puede, creo yo. Otra cosa es si además pretendemos que la otra persona sea también capaz de amarnos de esa misma forma. En Saturno a lo mejor hay documentado algún caso...

Pues teóricamente suena muy bien, muy maduro y tal. Difí­cil de conseguir sin un trabajo personal muy profundo...pero, sabéis qué? Pues que igual si se llega a conseguir una relación con un amor tan "maduro" pues podrí­a resultar que también le falta "vidilla". Vamos, que las pasiones son parte del ser humano, las relaciones con otros, del tipo que sean, nos enseñan muchí­simo sobre nosotr@s mism@s y sobre los demás y, pienso, que en esa interrelación es humano y legí­timo que haya como un toma y daca adaptativo al nuevo "ente" que ahora forman dos, pues si amo al otro sin más, sin intentar que haya como un engranaje que va haciendo que la relación se forme, evolucione y cambie cosas en cada un@ de l@s personas que la forman, pues en la relación con el otr@ no soy como en la relación conmigo misma porque construyo algo que evoluciona desde mí­ y desde mi pareja hacia algo que nos complementa. Y en todo ese camino, de aprendizaje, por otro lado, se pueden producir y se puede sentir que hay cosas que me gustarí­a que fuesen distintas en mi pareja, y tal vez, ella puede sentir y pensar lo mismo. Y qué? Es parte de eso que se va construyendo y complementando. La perfección no existe y tampoco una forma perfecta de amar. Se ama desde la imperfección y así­ se puede aprender. Esa imperfección es parte del lado oscuro del corazón. La perfección, para mí­, es aburrida.

Cita de: Amapola en Abril 13, 2016, 21:30:30:17 PM
Y qué? Es parte de eso que se va construyendo y complementando. La perfección no existe y tampoco una forma perfecta de amar. Se ama desde la imperfección y así­ se puede aprender. Esa imperfección es parte del lado oscuro del corazón. La perfección, para mí­, es aburrida.

Pienso que es algo que siempre hay que tener en cuenta y no olvidar pese al grado de trascendencia que se busque o se encuentre. No perder esa idea tan humana me resulta muy importante, y me alegro mucho que lo hayas recordado. En mi cóctel voy incluyendo esas cosas mentalmente.

Como dice Hibou es difí­cil, y esa es otra de las cosas que me resultan tremendamente bellas, la dificultad es parte de ese aprendizaje que hace tan bonitos los resultados.

El amor empieza siempre por una proyección. Es casi inevitable que sea así­: alguien te gusta mucho fí­sicamente, tiene algunas caracterí­sticas en su carácter/estilo de vida que te atraen poderosamente... y lo que no sabemos nos lo imaginamos. Luego pasa el tiempo y la silueta real de la persona que queremos se va perfilando. Y decidimos quererla o no. No hay engaño en ello. La única trampa que yo veo que que en ocasiones esas "divergencias" o defectos que detectamos con el tiempo en ocasiones pensamos que podemos aceptarlas y luego resulta que no. O creemos que no nos afectan y luego resulta que sí­.
Los problemas del corazón...

Si cambiamos o no cambiamos mientras estamos con otra persona es decisión de cada uno. Puede que a mi pareja no le gusten ciertas cosas de mi y me lo diga. Es un reflejo de mi que quizá yo no veo y ella sí­. Eso me da la oportunidad para pensar en ello y decidir si me gusta ese aspecto de mi y continuar con ello (a lo que mi pareja tendrá que decidir si sigue dispuesta a estar conmigo a pesar de ese aspecto de mi que no le gusta) o me doy cuenta de que eso no me gusta y decido cambiarlo. El cambio puede ser del agrado de mi pareja o no.
Pero entonces el cambio en mi será produnfo y quedará arraigado. Aunque la relación no avance ese cambio queda en mi. Con lo cual la relación me transforma y me ayuda a crecer.

El problema, para mí­, está cuando "me acoplo" al otro para agradarle por miedo a perderle, a que no le guste tal como soy. Cambio cosas en mi que en realidad no quiero cambiar, o igual sí­ pero no lo decido desde una posición consciente. Ello hace que al terminar la relación vuelva a mi "yo"anterior más firme. Pensando que en la relación dejé de ser yo. Pero nunca puedo "dejar de ser yo". Todo lo que hago está en mi, no puedo hacer o cambiar cosas que no están en mi. Puede que no me gusten, pero son mí­as.
En este caso tengo falta de confianza en mí­ misma porque creo que si me muestro tal como soy no me aceptará. Y si la relación termina puedo estar muy mal porque en realidad yo no me acepto y por tanto necesito a alguien que "me cambie" para poder seguir soportándome.
O puede que yo no de opción a que la relación avance porque crea que la otra persona quiere cambiarme y yo soy así­ y así­ seguiré, nunca cambiaré. Es la otra cara de la misma moneda. Tengo miedo a verme reflejada en el otro porque no me acepto entera y completamente. Solo muestro a la otra persona la parte de mi que yo quiero y en cuanto hay alguna cosa que me dice que sea para cambiar saltan todas las alertas y termino la relación porque "me quiere cambiar".

Nadie nos puede cambiar si nosotras no lo queremos hacer. Para mí­ una relación me da la oportunidad de conocer aspectos de mi que de otro modo no vea.