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La ciudad de las Damas, de Cristina de Pizán

Iniciado por Báthory, Diciembre 06, 2020, 12:47:47:26 PM

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Báthory

Cita de: Átropos en Diciembre 22, 2020, 07:48:48:03 AMJo, se me acumulan los capítulos, este tipo de lecturas me cuestan un poquito, ¡pero lo terminaré!
Ya, es que pensé que Amelia los pondría gota a gota como cuando empezó, pero está desatada XD

Mira, Fahren, aquí también trata temas que te gustan XD

XL
Donde se trata de Pánfila, que inventó la cosecha del gusano de seda y demás técnicas para fabricar tejidos


»Entre las provechosas técnicas inventadas por las mujeres no hay que olvidar la que descubrió la noble Pánfila, nacida en Grecia. Esa mujer tenía una mente muy industriosa, dotada para todo, y le gustaba tanto investigar y examinar fenómenos raros que inventó el arte de tejer la seda. Solía observar cómo los gusanos fabrican la seda de forma natural sobre las ramas de los árboles. Recogió los capullos que esos animales habían fabricado y que le parecieron muy bellos. Fue juntando las hebras de varios, luego quiso ver si se podían teñir esos hilos e hizo varios ensayos con distintos colores. Cuando terminó su experimento y vio lo hermoso que quedaba, decidió tejer esa seda.

»Esta mujer, gracias a las técnicas que desarrolló, trajo belleza y provecho al mundo, porque el uso de la seda se extendió a todas partes. Para mayor gloria del Señor, de seda son los hábitos sacerdotales y las casullas que llevan los prelados para celebrar los oficios. La llevan emperadores, reyes y príncipes, e incluso en algunas regiones el pueblo no usa otro tejido, porque escasean los animales que dan lana y, por el contrario, abundan los gusanos de seda.

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A veces tengo la sensación de que es Ilargia la que está eligiendo los nombres de las protagonistas de las historias.


XLI
De Timareta la pintora, de Irene, otra pintora, y de Marcia la Romana


»Estarás convencida, al menos así lo espero, de que las mujeres pueden aprender e inventar ciencias puras. Tienen la misma facilidad para formarse en las artes manuales y ejecutarlas hábilmente. Tenemos el ejemplo con Timareta, cuyo talento en el arte y la técnica de la pintura hizo de ella la pintora más grande de su tiempo. Boccaccio cuenta que era hija del pintor Micón y que nació en la época de la Olimpiada que hacía el número noventa. Se llamaba "Olimpiada" a la fiesta donde se celebraban juegos a cuyos vencedores se les concedía lo que pidieran, dentro de lo razonable. Fundadas por Hércules, en honor de Júpiter, tenían lugar cada seis años. La celebración de la primera Olimpiada marca para los griegos el principio de su era histórica; como el nacimiento de Cristo para los cristianos.

»Timareta abandonó todas las ocupaciones comunes a las mujeres y se dedicó con gran ingenio al arte de su padre. Durante el reinado de Aquelaos de Macedonia, alcanzó tanta fama que los efesios, que adoraban a Diana, le rogaron que pintara una tabla con la efigie de la diosa. Esa imagen es una verdadera obra maestra y da la medida del genio de Timareta. Sobrevivió largo tiempo como objeto de veneración y sólo se exponía en la fiesta solemne de la diosa.

»Otra mujer griega, llamada Irene, alcanzó gran maestría en el arte de pintar, sobrepasando a los artistas de su tiempo. Era discípula del pintor Cratevas, pero ella, con sus excepcionales dotes y aplicación, logró pronto superar a tan consumado maestro.

»Sus coetáneos la tenían por una mujer prodigiosa, hasta el de hacerle una estatua que la representaba pintando, era costumbre de los antiguos de rendir homenaje a quienes destacaban en algún campo -el saber, la fuerza, la belleza o algún talento- y de perpetuar su memoria colocando su estatua lugares de honor.

»De gran talento en el arte de la pintura fue también Marcia la Romana, una virgen noble y virtuosa cuyo genial trabajo sobrepasó el de hombres como Dionisio y Sopolino, de quienes entonces que eran los mejores pintores del mundo. Si hay que creer a los maestros, ella llegó a la cumbre de la perfección artística. Entre sus obras más famosas figura un extraordinario autorretrato que fue pintado mientras se miraba en un espejo. Queriendo conservar para el mundo la memoria de su imagen, logró tal perfección que al mirar su figura en la tabla parecía como si se la viera respirar. De aquella obra, conservada como un tesoro, se habló mucho tiempo como de un prodigio de belleza.

-Señora -le dije entonces-, esos ejemplos nos demuestran que los antiguos tenían en mayor estima las ciencias y honraban mejor la cultura que nosotros. A propósito de mujeres dotadas para la pintura, yo conozco una pintora llamada Anastasia, que tiene tanto talento para dibujar e iluminar las figuras de los adornos marginales y los paisajes de fondo en las miniaturas que no se podría encontrar en París, donde viven sin embargo los mejores artistas del mundo, uno solo que la supere. Nadie ejecuta mejor que ella los motivos florales y adornos de los manuscritos, y como se tiene en gran estima su trabajo, siempre le encargan la ilustración de los libros más valiosos. Lo sé por experiencia, porque ella ha pintado para mí ciertas miniaturas que, según una opinión unánime, son aún más bellas que las de los grandes maestros.

-Te creo, querida Cristina -me contestó-. Si la gente se molestara en buscarlas, encontraría muchas mujeres extraordinarias. Ahora lo veremos con el ejemplo de otra romana.

XLII
De Sempronia la Romana


»Sempronia la Romana fue una mujer deslumbrante. La más bella de cuerpo y cara de todas las mujeres de su época, se distinguía aún más por sus facultades intelectuales. No había nada tan sutil o complejo que no pudiese retener sin error, por muy difícil que fuera. Tenía tal capacidad de memoria que podía repetir hasta los más largos relatos. No sólo sabía latín sino griego, y lo escribía a la perfección, asombrando a todos.

»Su forma de hablar y su expresión eran muy agradables. Tenía un estilo justo y hermoso. Así que podía ganarse a cualquiera con un discurso. Si lo que quería era que la gente se divirtiese, hacía brotar la alegría del ánimo más triste, pero lo mismo podía provocar a su antojo la melancolía y el llanto. Si se lo proponía, despertaba el valor en quienes la escuchaban para que se enfrentaran con el peligro. Nadie se cansaba del placer de mirarla y oírla, tan dulces y delicados eran sus gestos, tan grácil el movimiento de su cuerpo. Su voz era melodiosa, y ganaba concursos tocando a la perfección todos los instrumentos de cuerda. Verdaderamente, era mucha y variada la ingeniosidad de su mente.

XLIII
Cristina pregunta si Naturaleza ha dotado a la mujer de templado juicio y discernimiento. Respuesta de Razón


Yo, Cristina, volví a tomar la palabra:

-Veo muy claro, Señora mía, que Dios ha concedido a la mujer una mente capaz de comprender, conocer y retener todas las cosas de los más variados campos del saber. No es raro encontrar personas con un espíritu despierto y unas facultades intelectuales que les permitan comprender con facilidad todo lo que se les enseñe. Con sólo aplicarse al estudio, alcanzan un gran saber. Ahora bien, se ve a muchos sabios, e incluso algunos famosos y muy cultos, que carecen del mínimo juicio en su vida privada, cosa que siempre me sorprende profundamente porque no cabe duda de que las ciencias son muy formativas y enseñan a vivir con cordura.
Ahora que me he convencido por vuestros ejemplos y mi propia experiencia de que las mujeres pueden estudiar las ciencias más difíciles y todas las ramas del saber, quisiera que me dijerais, Señora, si la mente femenina es capaz de buen juicio y discernimiento para decidir lo que hay que hacer o dejar de hacer. ¿Es la experiencia la que guía a las mujeres para que aprendan a enjuiciar su conducta presente a la luz de su pasado? ¿Los asuntos del presente les enseñan a discernir mejor lo que les reserva el futuro? Estas preguntas, me parece, tienen que ver con la facultad de juzgar de forma razonada.

-Dices verdad, hija -me contestó-. Pero esa capacidad de juicio de la que hablas es un don que Naturaleza otorga lo mismo a hombres que a mujeres, y a algunos más que a otros. No proviene del saber en absoluto. Ahora bien, el saber luce aún más en mentes naturalmente dotadas con agudeza de juicio porque, como sabes, la unión de dos fuerzas es mucho más potente que cada una de ellas por separado. Por lo tanto, me atrevo a decir que si alguien posee por naturaleza una gran capacidad de juicio -lo que se entiende a veces familiarmente por "buen sentido"- y además ha adquirido saber, es seguro que su espíritu es de una calidad admirable. Sin embargo, como tú misma has dicho, poseer lo uno no significa poseer lo otro, porque el juicio es una capacidad natural, mientras que el saber sólo se adquiere a través del estudio. Ambos son buenos, por supuesto.

»Algunos prefieren el buen sentido sin el saber a un saber erudito con poco juicio. Pueden formularse varias opiniones sobre esta propuesta que plantea numerosos problemas. Habría que empezar admitiendo que lo mejor es lo que contribuye al bien público, y en este sentido, un individuo que conoce las distintas ramas del saber es de mayor provecho para la sociedad por capacidad de difundir la ciencia que otro que pueda demostrar todo el buen juicio del mundo. En efecto, esta facultad dura lo que la vida de un individuo. El saber, en cambio, perdura.

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En el libro que yo tengo este capítulo continúa un poco más, pero como yo estoy copiando el texto de Amelia Valcárcel y la traducción que tengo yo tendrá derechos de autor, no me atrevo a ponerlo. Simplemente la dama le dice que por supuesto las mujeres tienen capacidad de juicio y que a continuación le quiere hablar del Libro de los Proverbios en la "Epístola de Salomón".
"Fratriarcado es también toda defensa que las mujeres realizan de los pactos entre varones, sin reparar en que ellas no están incluidas." Rosa M. Rodríguez Magda

Fahrenheit

Se me olvidó comentar del capítulo XXXVIII que me encantó esta parte:
«¡Que callen ya! ¡Que se callen para siempre esos clérigos que hablan mal de las mujeres, esos autores que las desprecian en sus libros y tratados, y que se mueran de vergüenza todos sus aliados y cómplices por lo que se han atrevido a decir, al ver cómo la verdad contradice lo que sostienen!».
vikingalesboterrorista Haterinemanos hatriendo
El foro de www.lesbianas.tv ha muerto. ¡Larga vida al nuevo foro!

themis

Echo de menos a Hypatia. ¿Va a salir Hypatia? ¡Quiero a Hypatia! :(

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Báthory

Amelia Valcárcel está de vacaciones, así que nos ha dejado esperando a ver qué pasa con Cristina, los huevones de la misoginia y sus damas.

lesboterrorista
"Fratriarcado es también toda defensa que las mujeres realizan de los pactos entre varones, sin reparar en que ellas no están incluidas." Rosa M. Rodríguez Magda

Báthory

Pues parece que volvemos a la carga. Lo único que Amelia Valcárcel se ha saltado algunos capítulos en los que hablaba de otros ejemplos de mujeres. Pero bueno, vamos por el libro segundo.

Libro II
Aquí empieza la segunda parte del libro de La Ciudad de las Damas, donde se cuenta cómo y por quién fue construida la Ciudad dentro del recinto y quiénes vinieron a poblarla

I
Donde se trata de las diez sibilas


Apenas Razón, la primera Dama, hubo terminado su discurso, una segunda Dama, llamada Derechura, se me acercó para decirme:

-Querida Cristina, no voy a eludir mi tarea. Construiremos juntas los edificios que encerrarán las murallas levantadas por mi hermana Razón. Coge tus herramientas y ven conmigo.

»Anda, mezcla con tinta este mortero y usa sin reparos esta argamasa, porque yo te proveeré con gran cantidad de ella y gracias a la virtud divina, avanzando a grandes trazos de tu bien templada pluma, pronto acabaremos la construcción de los altos palacios y hermosas mansiones, donde podrán residir para siempre las damas de gran fama y mérito a quienes van destinados.

Yo, Cristina, después de escuchar las palabras de esa honorable Dama, le respondí:

-Muy noble Señora, aquí estoy para lo que mandéis y no tengo otro deseo que obedeceros.
-Mira, querida Cristina -replicó ella-, estas piedras preciosas tan bellas y brillantes, más valiosas que cualesquier otras, que he juntado y tallado para que queden trabadas dentro de tu obra. ¿Crees que me iba a quedar ociosa mientras Razón y tú estabais echando los cimientos? Anda, vete colocándolas encima de la línea que he trazado.

»Entre las mujeres de muy alta dignidad, figuran en primer lugar las sabias sibilas que, según los autores de mayor autoridad, eran diez. Escúchame bien, querida Cristina, ¿ha existido jamás un solo profeta a quien Dios haya concedido el honor de la Revelación y haya querido tanto como a esas nobles damas que estoy evocando? Les confirió tales dones de profecía que lo que decían no sólo parecía anticipar e! futuro sino narrar acontecimientos pasados, conocidos ya, porque sus escritos resultaban tan claros e inteligibles como una crónica. Anunciaron incluso la llegada de Cristo de forma más clara y detallada que los textos de los profetas. Las llamaron «sibilas», lo que significa: «la que conoce el pensamiento divino», porque tan milagroso era su don de profecía que sólo podía provenir del espíritu divino; «sibila» se refiere, por lo tanto, a un oficio y no es nombre propio. Nacieron en diversos países del mundo y en épocas distintas, pero todas vieron hechos extraordinarios que habían de acontecer más tarde, como el nacimiento de Cristo, al que hemos aludido ya. Sin embargo, todas eran paganas y ninguna perteneció a la religión judía.

»Llamaron a la primera sibila, que venía de Persia, Pérsica y a la segunda, que era libia, se la llamó Líbica. La tercera recibió el nombre de Délfica, por haber nacido en el templo de Apolo en Delfos. Profetizó la destrucción de Troya y Ovidio le dedicó unos versos. Nació en Italia la cuarta, llamada Cimeriana. Erífila se llamaba la quinta, originaria de Babilonia. Ella anunció a los griegos que habían acudido para consultarla que habían de destruir Troya e Ilión, su ciudadela, y que Homero dejaría sobre tales hechos un relato muy fantasioso. Le cambiaron el nombre por el de Eritrea porque así se llamaba la isla donde vivía y allí se descubrieron sus libros. La sexta se llamó Samiana, por ser de la isla de Samas. Nacida en Italia, en Cumas, provincia de Campania, la séptima llevaba el nombre de Cumeana. Helespontina, por el Helesponto, la llanura de Troya, era la octava, que vivió en la época de Ciro y del famoso autor Salón. En Frigia nació la novena, la sibila Frigiana, que profetizó claramente la caída de varios reinos y la llegada de un falso profeta o anticristo. A la décima, Tiburtina, le daban también el nombre de Albunia y fue muy venerada por sus oráculos porque anunció la venida de Cristo. Aunque todas ellas fueron paganas, ello no les impidió denunciar el politeísmo y proclamar la falsedad de los ídolos.

II
De la sibila Eritrea


»De todas las sibilas, Eritrea fue la que llevó más lejos la visión profética, porque Dios le había concedido el donde describir el futuro tan clara y detalladamente que sus escritos, más que profecías, parecían el Evangelio. Cuando la consultaron los griegos, hizo para ellos una descripción tan clara de sus futuras hazañas y de la destrucción de Troya que no pareció más verdadera cuando aconteció. Mucho tiempo antes de que ocurriera, vaticinó también sobre la suerte del imperio romano, el poder de Roma y su destino, dejando un relato que parece una crónica de hechos pasados y no una anticipación del futuro.

»Profetizó algo aún más extraordinario, revelando secretos del poder divino a los que los profetas sólo habían aludido con palabras de escondido sentido y oscuras figuras. Anunció el misterio de la Encarnación y llegó a escribir en su libro: Jesu Christos Theonnios Soter, lo que significa: «Jesucristo, Hijo de Dios y Salvador». Profetizó también acerca de su vida, sus milagros, la traición, arresto, muerte y Resurrección, la Ascensión, cómo el Espíritu Santo bajó sobre los apóstoles, y todo con tanta precisión que no parece una predicción sino un resumen de los misterios de la fe cristiana.

»A propósito del Juicio Final dice así: «Ese día la tierra se estremecerá de espanto y sudará sangre en señal del Juicio. Bajará del cielo el Rey que ha de juzgar el mundo entero y le verán cara a cara tanto el justo como el malo. Las almas encontrarán sus cuerpos y cada uno será premiado según sus méritos. Desaparecerán las riquezas y caerán los falsos ídolos. Aparecerá el fuego, que se llevará a toda cosa viviente. Habrá llantos y desolación, y rechinar de dientes por la angustia. El sol, la luna y las estrellas perderán su claridad. Los montes llenarán los valles y el mar, la tierra; toda la Creación quedará allanada. Sonarán las trompetas celestes para llamar a Juicio. Todos enloquecerán de miedo y llorarán su locura. Un Nuevo Mundo será creado. Reyes, príncipes y la humanidad entera comparecerán ante el Juez Soberano, que premiará a cada uno según sus méritos. Desde lo alto del cielo, bajará el rayo hasta el fondo del infierno».

»Ventisiete versos le bastaron a la sibila para expresar todo esto. Escribe Boccaccio -y así lo afirman otros autores- que sus méritos nos hacen creer que esa sibila fue elegida por Dios y se le debe reverencia más que a cualquier otra mujer, después de las santas del Paraíso. También podemos pensar que esa mujer casta alcanzó la pureza perfecta porque sólo un corazón puro puede iluminarse con el espíritu de profecía.

"Fratriarcado es también toda defensa que las mujeres realizan de los pactos entre varones, sin reparar en que ellas no están incluidas." Rosa M. Rodríguez Magda

Báthory

III
De la sibila Amaltea

»La sibila Amaltea nació, como hemos dicho, en Campania, cerca de Roma. Poseía también, según parece, muy especiales dotes de clarividencia. Sabemos por las crónicas que nació en tiempos de la destrucción de Troya y vivió hasta el reinado de Tarquinio el Soberbio. Algunos la llamaron Deifebe. Esta dama vivió hasta una edad excepcional. Se mantuvo casta, pero a causa de su sabiduría los poetas imaginaron que fue la amada de Febo, dios del sol, que le otorgó una larga vejez y el don del conocimiento. Por esa fábula hay que entender que fue gracias a su pureza por lo que Dios, sol de toda sabiduría, la iluminó con la luz profética. También se cuenta que cuando se encontraba vaticinando el oráculo en Bales, a orillas del lago del Averno, tuvo una revelación divina que se ha preservado transcribiéndola en versos. Sigue asombrando a quienes la consultan. Según ciertos poetas, guió a Eneas hasta los infiernos.

»Esta mujer se vino a Roma, donde visitó al rey Tarquinio para mostrarle nueve libros que quería venderle. Como el rey se negaba a darle el precio que pedía, quemó tres en su presencia. Al día siguiente pidió para los seis libros restantes el precio que había exigido para los nueve, afirmando que si seguía rechazando la oferta quemaría otros tres inmediatamente y al día siguiente los tres libros restantes. Entonces, pagó Tarquinio el precio que ella había pedido al principio. Los libros fueron guardados en el tesoro de los emperadores romanos y, como resultó que encerraban predicciones sobre el futuro de Roma, se los consultaba como a un oráculo.

»Observa, querida Cristina, cómo una sola mujer no sólo supo aconsejar a un emperador, sino a todos cuantos reinaron sobre Roma. Dime si hubo jamás un hombre que hiciera tanto. ¡Y tú, que te lamentabas hace poco de pertenecer al sexo femenino!

»Virgilio habló de esta sibila en un gran poema. Ella terminó sus días en Sicilia, donde durante mucho tiempo siguieron enseñando su tumba.

IV
Donde se trata de otras profetisas

»Las diez sibilas no fueron las únicas mujeres con el don de la profecía, porque en todas las religiones profesadas surgieron otras muchas. Si buscas en la religión judía, encontrarás muchas, como por ejemplo, Deborah, profetisa en tiempos de los Jueces de Israel, que gracias a su inteligencia liberó al pueblo judío de la esclavitud en que lo había tenido el rey de Canaán durante veinte años.

»¿Acaso no fue el espíritu de profecía lo que inspiró a santa Isabel, prima de la Virgen, esas palabras de salutación: «¿Cómo es que viene hacia mí la madre de nuestro Señor?». ¿Cómo, si no, podría haber sabido que la Virgen había concebido del Espíritu Santo? Así ocurrió con Ana el día de la Presentación cuando estaba encendiendo las lámparas del templo y supo que el niño que entraba con la Virgen era el Salvador, y se arrodilló entonces para adorarlo. También lo sabía Simeón el Profeta cuando lo cogió en sus brazos y le dijo: Nunc dimittis.

»En la religión cristiana hay un número infinito de profetisas que abundan entre las santas. Las dejaremos, sin embargo, porque podría decirse que es un privilegio divino, y volveremos a hablar de las paganas.

»Cuenta también la Escritura que cuando la reina de Saba mujer de gran inteligencia, oyó hablar de la sabiduría de Salomón, cuya fama se había extendido por todo el mundo, quiso ir verle. Viajó entonces desde la tierra más lejana del mundo, desde los confines de Oriente, atravesó Etiopía y Egipto y cruzó el Mar Rojo y los inmensos desiertos de Arabia. Acompañada por un gran séquito de príncipes, señores, caballeros y nobles damas, llegó cargada de tesoros a la ciudad de Jerusalén para visitar al rey y comprobar si era bien merecida su fama. Salomón la recibió con todos los honores que merecía su rango. Ella permaneció a su lado mucho tiempo poniendo a prueba su sabiduría con preguntas y problemas. Le propuso enigmas difíciles, que contestó con facilidad, por lo que ella declaró que tanta sabiduría no podía ser fruto de una mente humana sino de un don divino. Entre los regalos con los que le obsequió figuraban unos retoños de arbustos de cuya savia extraen bálsamos. El rey mandó plantarlos cerca del lago Asfaltita y cuidó que los podaran con mucha atención. Él, a su vez, regaló a la reina unas joyas muy valiosas.

»Ciertos relatos mencionan también que, cuando visitaba la reina el templo de Jerusalén con Salomón, vio un largo madero colocado encima de un cenagal que la gente utilizaba como puente para cruzar. Ella se paró y se arrodilló ante la viga diciendo:

»Llegará el día en que esta tabla de madera, hoy despreciada y pisada por vuestros pies, será honrada por encima de todas las maderas del mundo, adornada con piedras preciosas, se guardará en los tesoros de los príncipes, porque sobre ella ha de morir quien aniquilará la religión judía.

»Los judíos no se tomaron a broma la profecía y retiraron el madero para enterrarlo, pensando que jamás volverían a encontrarlo. Pero, como lo que Dios quiere guardar bien guardado está, reapareció en tiempos de Cristo y cumplióse lo profetizado, ya que con aquel madero se hizo la cruz donde sufrió Pasión y Muerte.

V
De Nicostrata, de Casandra y de la reina Basina


»Nicostrata, de la que hablamos antes, también fue profetisa. Nada más cruzar el Tíber con su hijo Evandro, subió al Palatino y desde allí vaticinó que sobre aquella misma colina sería edificada una ciudad, la más famosa del mundo. Como quería ser ella quien colocara la primera piedra construyó una fortaleza allí donde había de ser fundada Roma, como ya vimos antes.

»Casandra, noble virgen troyana, hija del rey Príamo y hermana del rey Héctor, dominaba todas las artes y era también adivina. Ella nunca quiso que mandara sobre ella ningún hombre, aunque fuera un príncipe. Como sabía de antemano lo que el porvenir reservaba a Troya, era presa de una gran angustia. Durante todo el período que precedió a la guerra entre griegos y troyanos, hasta la prosperidad de Troya la hacía llorar, porque sabía que no iba a durar. Viendo la belleza y riqueza de la ciudad y pensando en sus hermanos tan famosos, sobre todo el valeroso Héctor, no podía dejar de imaginar todas las desgracias que iban a padecer. Cuando empezó la guerra, su pena se acrecentó. No cesaba de lamentarse e intentaba con sus gemidos y acechanzas convencer a su padre y a sus hermanos para que hicieran la paz con los griegos porque, si no, sabía con certeza que iban a morir todos. Ellos no prestaban atención a sus palabras porque no las creían. Sin embargo, como Casandra no podía dejar de lamentarse, y con razón, sobre ruinas y desgracias futuras, su padre y sus hermanos la azotaban diciendo que se había vuelto loca. Pero Casandra no paraba de hablar, porque ni la amenaza de una muerte segura la podría haber hecho callar. Así que para ahogar sus gritos y quedarse tranquilos, su padre y hermanos terminaron por encerrarla en un cuarto alejado de todo. Más les hubiese valido creerle, porque todo lo que profetizó ocurrió, y cuando ya era demasiado tarde, sintieron no haberla escuchado.

»Asombrosa fue también la profecía de la reina Basina, esposa del rey de Turingia y luego de Childerico, cuarto rey de los francos según las crónicas. Cuenta la historia que la noche de sus bodas con el rey Childerico, ella le anunció que si se mantenía casto aquella noche, tendría una visión maravillosa. Luego le dijo que se levantara, que fuera hasta la puerta y prestara atención lo que viese. Así hizo el rey y le pareció ver unos animales que llaman unicornios, así como leopardos y leones que andaban errando por el palacio. Volvió a la alcoba y le preguntó a la reina el significado de aquella visión. Ella le respondió que lo sabría al día siguiente, que no debía asustarse sino volver y seguir mirando. Obedeció y le pareció ver grandes osos y lobos que se atacaban unos a otros. Por tercera vez le mandó ir la reina y entonces le pareció ver cómo se despedazaban unos perros y otros animales más pequeños. El rey volvió espantado y la reina le explicó que esas visiones de animales simbolizaban las distintas generaciones de príncipes que reinarían sobre Francia, y que a la naturaleza de cada especie animal correspondía un temperamento del que se podía inferir hechos futuros. Así ves, amiga mía, cómo Dios ha elegido a menudo mujeres para revelarle secretos al mundo.

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Me encanta la historia de la sibila Amaltea. Pero me gusta más una versión en la que ella no quema sólo tres libros, sino que al día siguiente vuelve y quema otros tres obligando con ello al rey pardillo a comprarle los tres que quedan por el precio que le pidió por los nueve XD.

Me llama la atención a lo largo de todas las historias la importancia que se le da a la virginidad de las mujeres. Por supuesto entendiendo esta como no tener relaciones sexuales con ningún hombre.
Muchas de las que ha mencionado no querían tocar a un hombre ni con un palo y cuando eso ocurre Cristina dice de ellas que eran orgullosas o algún adjetivo negativo para justificar que no quisieran hombres en su vida. El lesbianismo ni de refilón. Ni en Safo. En cualquier caso yo me las imagino folleteando como monas cojas con otras mujeres. A Cristina de Pizán hay que saber leerla entre líneas XDDDD

"Fratriarcado es también toda defensa que las mujeres realizan de los pactos entre varones, sin reparar en que ellas no están incluidas." Rosa M. Rodríguez Magda

themis

Me encanta el mito de Casandra  corazonmorado
me gusta verla por aquí :D

En mi libro de relatos mitológicos griegos la describen como una niña de negros cabellos que prefería las competiciones deportivas a jugar con sus muñecas. Cuando creció, se transformó en una mujer esquiva que se negaba a comprometerse con ningún hombre. El dios Apolo se enamoró de ella e intentó conquistarla. Casandra aprovechó la ocasión y le dijo que sólo disfrutaría de su virginidad a cambio del don de la adivinación. Apolo estaba tan loquito por catarla que aceptó, pero llegado el momento de la consumación la bella Casandra se escaqueó. Entonces el dios se enfadó y escupió sobre los labios de Casandra, contaminando las palabras que salieran de su boca de forma que nadie creería jamás sus profecías.

Fahrenheit

De los mitos y leyendas romanas confunde algún nombre, y además modifica un poco las historias... pero bueno, mantiene mi interés de momento.
p.s.: aunque si no es del todo fiel a la mitología grecorromana, he de suponer que tampoco lo es con las que no conozco...
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Báthory

VI
De Antonia, que llegó a ser emperatriz

»No fue de poca importancia el secreto que Dios reveló por intermedio de una mujer a Justiniano, que fue luego emperador de Constantinopla. En aquel tiempo era el guardián de los tesoros del emperador Justino. Un día se fue de paseo por el campo llevando por placer a una mujer a la que quería, llamada Antonia. Cuando dieron las doce sintió un gran cansancio y se tumbó debajo de un árbol, la cabeza sobre el regazo de su amiga. En cuanto se durmió, bajó hacia ellos una inmensa águila y Antonia vio cómo volaba sobre Justiniano extendiendo sus alas, protegiendo así su cara del ardiente sol. Su sabiduría le permitió entender aquel signo, y cuando Justiniano se despertó, le dirigió estas hermosas palabras:

»-Dulce amigo, os he querido mucho y os quiero todavía. Sois dueño de mi cuerpo y de mi amor y lo sabéis. Como el amado no debe negar nada a su amada, os pido a cambio de mi honestidad y amor un favor que os parecerá insignificante pero que para mí sí tiene importancia.

»Justiniano respondió a su amiga que no dudara en pedírselo porque le concedería todo cuanto estuviera en su poder. Antonia dijo entonces:

»-Éste es el favor que os quiero pedir: cuando seáis emperador, no despreciéis a vuestra amiga Antonia. Hacedla compañera de vuestra gloria imperial con los honorables lazos del matrimonio. Os ruego que me lo prometáis ahora.

»Justiniano empezó a reír porque tomaba a broma sus palabras, ya que pensaba que era imposible llegar a ser emperador, pero se lo juró ante todos los dioses y ella le dio las gracias. Para sellar la promesa, intercambiaron sus anillos.

»-Justiniano -le dijo Antonia-, te prometo solemnemente que en un futuro muy próximo, serás emperador.

»Con esas palabras se separaron.

»Poco tiempo después, cuando marchaba con su ejército para combatir a los persas, el emperador Justino cayó enfermo y murió. Se reunieron en asamblea los barones y príncipes para elegir nuevo emperador, y como no conseguían ponerse de acuerdo, eligieron a Justiniano por despecho. Él reaccionó con gran ímpetu y salió inmediatamente para librar batalla. Venció a los persas y capturó a su rey, conquistando así la gloria y un rico botín. Cuando volvió, Antonia, que había conseguido con gran astucia entrar en la sala del palacio donde, sentado en el trono, su amante estaba reunido con toda su corte, se arrodilló ante él pidiendo justicia para que respetara su compromiso un joven que había intercambiado su anillo con ella. El emperador, que no se acordaba de nada, contestó que si le había prometido matrimonio era justo que el joven la tomara por esposa. Él, como emperador, saldría como garante de que así fuera si ella podía aducir una prueba. Antonia se quitó entonces el anillo y se lo entregó diciendo:

»-Noble emperador, este anillo me servirá como prueba. Míralo, a ver si lo reconoces.

»EI emperador vio que estaba cogido por sus propias palabras y la hizo llevar a sus aposentos, donde, una vez ataviada con ricas prendas, la tomó por esposa.

VII
Donde Cristina charla con Derechura

-Señora mía, ahora que veo y entiendo hasta qué punto es justa la causa de las mujeres, hay que dejar bien claros los errores de quienes las acusan. Ahora no puedo callar una costumbre muy frecuente en los hombres e incluso en algunas mujeres: cuando ellas dan a luz una niña, ocurre a menudo que sus maridos protestan y se quejan de que no haya sido niño, y las tontas de sus mujeres, en vez de alegrarse y dar gracias a Dios de que el parto haya ido bien, se sienten desgraciadas porque sus maridos se quejan. ¿Por qué les dará pena? ¿Es que las hijas son una mayor carga para sus padres que los hijos varones, se ocupan menos de ellos o son menos cariñosas?

-Querida amiga -me contestó-, ya que me has preguntado la razón, te diré que viene de la ingenuidad y total ignorancia de quienes se quejan así; ahora bien, el principal motivo es que temen lo que les han de costar la dote y la boda; otros también porque piensan en el peligro de que unas hijas jóvenes y sin experiencia puedan dejarse seducir. Todas estas razones no resisten un examen serio. Respecto a su posible deshonra, basta con educarlas desde niñas y que su madre les dé buen ejemplo siendo íntegra y prudente. También hay que vigilarlas para preservarlas de malas compañías. A los hijos de todas las condiciones es bueno inculcarles desde niños la disciplina, que es una preparación para otras cualidades y para toda la vida. Respecto al gasto, si los padres reparasen en lo que les cuestan sus hijos, en educarlos, formarlos en una profesión, dotarlos con un cargo -y hasta esos gastos superfluos que ocasionan las locuras en malas compañías-, creo que no encontrarían ventajas económicas en tener hijos en vez de hijas. Si uno piensa además en las preocupaciones que causan algunos varones, armando riñas, como es frecuente, o provocando desórdenes con su vida disoluta, todo ello a costa de sus padres, se vería que tanto perjuicio no es menor que el cuidado que requiere una hija.

»Dime a cuántos hijos se ve cuidando con cariño y paciencia a sus padres cuando les llega la vejez, como sería su obligación hacerlo. Creo que a muy pocos; sí, se han visto, los hay siempre, pero escasean. Al contrario, ocurre a menudo que cuando el padre y la madre han educado a sus hijos como si fueran dioses, y gracias a esa instrucción y profesión que les dieron, o a la buena fortuna, se han hecho ricos, si su padre tiene la desgracia de caer en la pobreza, estos mismos hijos le desprecian y se avergüenzan de él si se lo encuentran. Por otra parte, si el padre es rico, desean su muerte para heredar cuanto antes. ¡Dios sabe cuántos hijos de grandes señores y hombres ricos desean la muerte de sus padres para tener sus bienes y tierras! Es verdad lo que dice Petrarca: "Pobre ignorante que quieres tener hijos, ¿no sabes que serán luego enemigos mortales? Si eres pobre, los exasperarás, desearán tu muerte para que te quites de su vista; si eres rico, lo mismo, para heredar tus bienes". No digo que todos sean así pero hay muchos, y si están casados, ¡con qué avidez querrán sacarles dinero a sus padres! Poco les importa que se mueran de hambre. ¡Vaya una forma de ayudarlos! ¡Cuántas madres, ya viudas, para quienes los hijos deberían ser un apoyo y una alegría en la vejez, ellas, que tanto los han querido, educado y mimado, ven así premiadas sus penas! Estos hijos indignos piensan que todo debería ser suyo, y si sus madres viudas no les dan todo lo que piden, no dudan en hundirlas con ofensas, faltarles al respeto e incluso algunos se atreven a ir a juicio contra ellas. Éste es el premio por haber dedicado su vida a sacar adelante a sus hijos. Podría darse el caso de algunas hijas indignas, pero si haces un recuento verás cómo se da más en los hijos.

»Aunque todos los hijos fueran buenos, es más fácil ver a las hijas quedarse al lado de sus padres, visitarlos a menudo, cuidar de ellos en la enfermedad y la vejez. La razón es que los hijos andan dando vueltas por el mundo mientras que las hijas no suelen alejarse tanto, como puedes ver por tu propia experiencia. A tus hermanos no les faltaba bondad o amor filial, pero se han marchado lejos y te han dejado sola con tu madre, lo que para ella es una compañía maravillosa en la vejez. Puede llegarse a la conclusión de que los que se ponen tristes cuando les nace una hija son unos insensatos. Ya que estamos con el tema, deja que te hable de algunas mujeres que la historia recuerda por haber dado a sus padres pruebas de un amor filial natural.

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Venga, Cristina, mételes caña a través de Derechura XDDDD
"Fratriarcado es también toda defensa que las mujeres realizan de los pactos entre varones, sin reparar en que ellas no están incluidas." Rosa M. Rodríguez Magda

Báthory

Amelia ha vuelto a colgar capítulos. Jo, no me gusta que lo haga tan tarde, pero bueno, ahí van:

VIII
Donde se habla de hijas que amaron a sus padres, empezando por Dripetina

»Dripetina, reina de Laodicea, era muy querida de su padre, el gran rey Mitrídates, y ella a su vez le quería hasta el punto de seguirle al campo de batalla.

»Era poco agraciada porque tenía una doble fila de dientes -una anomalía feísima-, pero su padre la quiso tanto que ella jamás lo abandonó, ni en la prosperidad ni en el infortunio. Ella señoreaba un gran reino que le podía haber permitido una vida ociosa, blanda y sin preocupaciones. Compartió, sin embargo, todas las duras penalidades de su padre, acompañándolo en sus campañas, e incluso, cuando le venció el gran Pompeyo, ella se quedó a su lado para cuidar de él con mucha diligencia.

IX
Donde se trata de Hipsfpila

»Hipsípila se jugó la vida para salvar a su padre, rey de los lemnios. El pueblo se había levantado, y cuando se precipitaba hacia el palacio para matarlo, ella se apresuró a esconderlo en un arca y salió para calmar a la multitud.

»Los rebeldes, hartos de no poder encontrar al rey, a quien llevaban buscando largo rato, amenazaron a su hija con matarla poniéndole el filo de una espada en su garganta si no les decía dónde se escondía su padre. También le prometieron que en caso de ayudarlos le darían la corona y le jurarían fidelidad. Ella, a quien le importaba ante todo la vida de su padre, no se dejó asustar por esas amenazas de muerte y tuvo el valor de afirmar que el rey había huido.

»Mucho tiempo estuvieron buscándolo, pero como ella continuaba asegurando con firmeza que había huido, terminaron por creerle y la coronaron reina.

»Gobernó en paz durante algún tiempo, pero temiendo que pudieran descubrir que su padre seguía escondido, le hizo salir de noche para que se embarcara con muchas riquezas rumbo a un país seguro. Sin embargo, unos súbditos desleales que descubrieron el engaño destronaron a la reina y la hubiesen matado si la intervención de otros, conmovidos ante pruebas de tanta fidelidad, no lo hubiese impedido.

X
De la vestal Claudina

»Qué gran prueba de amor dio la vestal Claudina a su padre el día en que aquel valeroso príncipe volvió victorioso de una larga campaña militar. Los romanos le estaban otorgando los honores del "triunfo" -así llamaban a una ceremonia fastuosa que reservaban a sus héroes-, por sus múltiples hazañas cuando, en pleno triunfo, le agredió un jefe militar que le odiaba.

»Claudina, que iba en cortejo con otras vírgenes consagradas a la diosa Vesta -llamadas «vestales», lo que hoy son las monjas en las abadías- caminando al encuentro del héroe para recibirle, como es la tradición, oyó de repente el ruido de las armas, y pensando que habían atacado a su padre, el amor filial le hizo olvidar por completo la conducta recatada que se supone propia de una monja. Olvidándose del miedo, saltó del carro donde iba subida con sus compañeras y se abrió paso entre la multitud. Se plantó intrépida entre las espadas y lanzas que rodeaban a su padre y se tiró a la garganta del asaltante más cercano, para defenderlo con la sola fuerza de sus puños. El ejército se encargó de acabar con la pelea. Como los romanos tienen por costumbre honrar a quienes destacan por el valor de sus actos, tuvieron en gran estima a esta virgen y alabaron su heroicidad.

XI
De una mujer que dio el pecho a su madre presa

»Cierta mujer romana de la que hablan las crónicas dio también pruebas de amor filial a su madre. Como castigo de un crimen, ésta había sido condenada a morir de hambre en la cárcel. Afligida por esta condena, su hija requirió de los guardianes el favor especial de poder visitar cada día a su madre mientras viviese, con el fin de darle ánimo. A fuerza de llantos y súplicas, convenció a los carceleros que movidos por la piedad le permitieron visitarla a diario. Sin embargo, siempre registraban sus ropas antes de dejarla entrar, para asegurarse de que no llevara comida alguna.

»Pasaron muchos días, y aunque parecía imposible sobrevivir tantos días sin comer, la presa seguía con vida. Como la única persona que la visitaba era su hija, los guardianes, que nunca dejaban de registrarla, decidieron aclarar el misterio. Espiando y mirando a ambas durante la siguiente visita, vieron cómo la pobre hija, que acababa de parir, daba el pecho a su madre, que bebía hasta dejarla con las mamas sin leche. Así devolvía a la madre en la vejez lo que había tomado de niña. Ante tan extrema prueba de amor filial no sólo se conmovieron los carceleros sino también los jueces, que decidieron liberar a la madre y dejarla marchar con su hija.

»Como testimonio de amor filial hacia el padre, también puede evocarse el ejemplo de Griselidis, que sería luego marquesa de Saluces, y de cuya virtud te hablaré más adelante. Tenía por naturaleza un amor filial tan grande que sirvió con admirable entrega a su padre, Guiannucolo, ya muy mayor y enfermo, a quien ella en la flor de la juventud alimentaba y cuidaba con toda constancia. Usó su vida desgastándose en trabajos manuales e intentando ganar unos sueldos miserables con los que sostenerse ambos.

»Pueden llamarse bien nacidas a las hijas que así se portan, aunque sólo hagan lo que se supone que deben hacer. Sus almas también encontrarán premio, pero merecen el elogio del mundo, así como los hijos varones cuando se honran con una conducta semejante.

»¿Qué más quieres que añada? Podría citarte otros muchos casos, pero estos ejemplos te bastarán ya.

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Dripetina era horrorosa, pero a pesar de ello su padre no le pegaba con un calcetín sudado, sino que la quería XDDDDD ¿En serio?
"Fratriarcado es también toda defensa que las mujeres realizan de los pactos entre varones, sin reparar en que ellas no están incluidas." Rosa M. Rodríguez Magda

themis

No doy abasto con las lecturas XD

Dripetina era feísima, pero "sorprendentemente" su padre la quería, JAJAJAJAJAJA, ¡pero qué cosas se leen! Por otra parte, magistral el empleo del verbo "señorear" en ese capítulo: ella señoreaba un gran reino. Lo anoto para usarlo en mis conversaciones.  fggdfgdf

Fahrenheit

Menos mal que las mujeres somos cuidadoras...  ññioghj
Bueno, la perdonamos porque, al fin y al cabo, la Pizán es medieval, bastante arriesgaría diciendo todas estas cosas.

A mí me encanta cuando dice que las vestales son como las monjas católicas, mis alumnas y alumnos suelen hacerlo también...  fghgfhgfh
El foro de www.lesbianas.tv ha muerto. ¡Larga vida al nuevo foro!

themis

Báthory, supongo que Cristina también hablará de las mujeres que aparecen en la Biblia, ¿no? Porque os recuerdo que las únicas que fueron capaces de sobreponerse al horror de la Pasión y acompañar a Jesús en la subida del monte Calvario fueron las mujeres. Todos los hombres que decían que le seguirían hasta el final huyeron y lo dejaron solo. Incluso sus discípulos. Bueno, vaaaale, Juan se quedó...  Pero lo de Pedro no tiene nombre. ¡Que lo negó tres veces! ¡Ni una, ni dos! ¡Tres! ¡TRES!

XD