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La ciudad de las Damas, de Cristina de Pizán

Iniciado por Báthory, Diciembre 06, 2020, 12:47:47:26 PM

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Báthory

Y el quinto:

V
Cómo la segunda Dama reveló a Cristina su nombre y estado y le habló de la ayuda que le habría de prestar para construir la Ciudad de las Damas


Apenas acababa de terminar su discurso aquella Dama, cuando, sin dejarme tiempo para intervenir, la segunda Dama se dirigió a mí en estos términos:
–Me llamo Derechura. Mi morada es más celeste que terrenal y en mí resplandece la luz de la bondad divina, de la que yo soy mensajera. Vivo entre los justos, a quienes exhorto a hacer el bien, a devolver a cada uno lo que le pertenece, a decir la verdad y a luchar por ella, a defender el derecho de los pobres e inocentes, a no usurpar el bien ajeno, a hacer justicia a los que acusan en falso. Soy el escudo de los que sirven a Dios; a éstos defiendo; soy su baluarte contra la fuerza y el poder injusto; soy su abogada en el cielo, donde intervengo para que queden premiados sus esfuerzos y hechos valiosos; por mediación mía, Dios revela sus secretos a quienes ama.
»A modo de cetro llevo en la diestra esta vara resplandeciente que delimita como una recta regla el bien y el mal, lo justo y lo injusto; quien la siga no se extraviará. Los justos se alían bajo el mando de este bastón de paz que golpea a la injusticia. ¿Qué más puedo decirte? Con esta regla, que tiene muchas virtudes, pueden trazarse los límites de cualquier cosa. Te será muy útil para medir los edificios de la Ciudad que debes construir. La necesitarás para levantar los grandes templos, diseñar y construir calles y plazas, palacios, casas y alhóndigas, y para ayudarte con todo lo necesario para poblar una ciudad. Para esto he venido, éste es mi papel. Si el diámetro y circunferencia de las murallas te parecen grandes, no debes preocuparte, porque con la ayuda de Dios y la nuestra terminarás su construcción ciñendo y colmando el lugar con hermosas mansiones y magníficas casas palaciegas. Ningún espacio quedará sin edificar.
"Fratriarcado es también toda defensa que las mujeres realizan de los pactos entre varones, sin reparar en que ellas no están incluidas." Rosa M. Rodríguez Magda

themis

Cita de: Báthory en Diciembre 08, 2020, 20:33:33:16 PM
Con esta regla, que tiene muchas virtudes, pueden trazarse los límites de cualquier cosa. Te será muy útil para medir los edificios de la Ciudad que debes construir. La necesitarás para levantar los grandes templos, diseñar y construir calles y plazas, palacios, casas y alhóndigas, y para ayudarte con todo lo necesario para poblar una ciudad. Para esto he venido, éste es mi papel.

No me queda claro. ¿Entonces Derechura sería la concejala de urbanismo?

Báthory

Jajajajajajajajajaja sí, algo así, pero dicho así se le va un poco el tono épico XD.

Ahí va:

VI
Cómo la tercera Dama reveló a Cristina quién era, cuál era su papel, cómo la ayudaría a terminar los tejados de las torres y palacios, y cómo había de traer a la Reina con su séquito de nobles damas


Tomó luego la tercera Dama la palabra:
-Querida Cristina, soy Justicia, hija predilecta de Dios, de cuya esencia procedo. El cielo es mi morada, así como la tierra y el infierno: en el cielo, para mayor gloria de las santas almas; en la tierra, para distribuir a cada uno la medida del bien o del mal que se merece; en el infierno, para castigo de pecadores. Ni amigos ni enemigos tengo, por lo que jamás cedo; ni me vence la piedad ni me mueve la crueldad. Mi única obligación es juzgar, distribuir y devolver a cada uno según su mérito. Sostengo el orden en cada estado y nada puede durar sin mí. Estoy en Dios y Dios está en mí, porque somos por así decir una sola cosa. Quien siga mi certera vía no podrá errar. A los hombres y mujeres de sano espíritu enseño primero a conocerse y a comportarse con los demás como consigo mismos, a distribuir sus bienes sin favoritismos, a decir la verdad, huyendo y odiando la mentira, y a rechazar todo vicio.
»Esta copa de oro fino que ves en mi mano diestra, medida de buen tamaño, me la ha dado Dios para devolver a cada uno lo debido. Lleva grabada la flor de lis de la Trinidad y se ajusta a cada caso sin que nadie pueda quejarse de lo que le atribuyo. Los hombres de este mundo tienen otras medidas, que dicen basadas en la mía, a modo de patrón, pero se equivocan; pese a invocarme en sus pleitos, utilizan una medida que, siendo demasiado generosa para unos y escasa para otros, nunca es Justa.
»Largo rato podría entretenerte sobre las particularidades de mi cargo pero te diré, para abreviar, que gozo de una situación especial entre las virtudes: todas convergen hacia mí, las tres somos por así decir una sola: lo que propone la primera, la segunda lo dispone y aplica, y yo, la tercera, lo llevo a perfecto término. Por ello, las tres hemos acordado que yo venga en tu ayuda para terminar tu Ciudad. Será responsabilidad mía rematar con oro fino y pulido los tejados de las torres, mansiones y casas palaciegas. Terminada la Ciudad, la poblaré para ti con mujeres ilustres y traeré una gran reina a quien las demás damas rendirán homenaje y pleitesía. Con tu ayuda quedará la Ciudad cerrada con fortificaciones y pesadas puertas que bajaré del cielo. Después pondré las llaves en tu mano.
"Fratriarcado es también toda defensa que las mujeres realizan de los pactos entre varones, sin reparar en que ellas no están incluidas." Rosa M. Rodríguez Magda

Báthory

Llegados a este punto, si yo fuera Cristina, les chocaría las cabezas a las damas de lo nerviosa que me estarían poniendo con no decirme a quién van a meter en la ciudad...
"Fratriarcado es también toda defensa que las mujeres realizan de los pactos entre varones, sin reparar en que ellas no están incluidas." Rosa M. Rodríguez Magda

themis

¡El discurso de Justicia es mítico! Su presencia me turba, sus palabras me arroban. ¡Oh, noble Báthory, traedme las sales, me siento desfallecer!

No sé quiénes poblarán la ciudad, pero estoy segura de que Lady Marian, la de Robin Hood, no formará parte de ella.

Spoiler: ShowHide


Porque Disney la pintaba como una zorra :(

Báthory

Pues ahora, arrobada dama, ha de coger el mantel ese que lleva adornando su cabeza y hacerle cuatro nudos, como manda la tradición, porque...

Capítulo VII
De lo que contestó Cristina a las tres Damas


Había escuchado a las tres Damas con mucha atención, y ya me había abandonado el desánimo en que me encontraba. Cuando terminaron sus discursos, me eché a sus pies, no de rodillas sino con todo mi cuerpo tendido ante ellas y besé la tierra en señal de homenaje a su grandeza. Luego les dirigí esta oración:
-Damas soberanas, claridad celeste y luz terrenal, fuentes paradisíacas y sede de beatitud. ¡Cómo se han dignado vuestras altezas a bajar de sus resplandecientes tronos para llegar hasta este oscuro retiro y visitarme a mí, una simple estudiante que todo lo ignora! ¿Cómo podré agradecéroslo? Como provechosa lluvia o dulce rocío han caído sobre mí vuestras suaves palabras, que han calado en la tierra baldía de mi espíritu. Ya siento germinar los primeros brotes de plantas nuevas, que traerán fruto de deleitoso sabor y cuya fuerza será de gran beneficio. ¿Cómo puedo merecer, sin embargo, lo que me anunciáis, el honor de construir una Ciudad nueva y eterna?
»Yo no soy santo Tomás el apóstol, que por gracia divina edificó en el cielo un rico palacio para el rey de las Indias. Pobre de espíritu, no estudié ni la geometría ni el arte y todo ignoro de la ciencia de la arquitectura y de las artes de la albañilería. Si aún pudiera aprenderlas, ¿cómo iba a encontrar en este débil cuerpo de mujer la fuerza para emprender tan alta tarea? Sin embargo, muy veneradas Damas, aunque me encuentre todavía asombrada por tan singular aparición, yo sé que para Dios nada es imposible, y que he de creer que todo cuanto emprenderé con vuestra ayuda y consejo quedará ultimado. Con todas mis fuerzas rindo alabanzas a Dios y a vos, Damas mías, que me honráis con tan noble cargo. Lo acepto gozosamente, heme aquí dispuesta a serviros. Hágase en mí según vuestras palabras.
"Fratriarcado es también toda defensa que las mujeres realizan de los pactos entre varones, sin reparar en que ellas no están incluidas." Rosa M. Rodríguez Magda

themis

Cita de: Báthory en Diciembre 10, 2020, 12:08:08:02 PM
Hágase en mí según vuestras palabras.

:O

¿Pero qué?... o sea, me encanta este libro.

Fahrenheit

Ea, pues ya conocemos a la Santísima Trinidad de la ciudad de Cristina. ¡Quiero más! Pero me estoy portando bien  yjukghjk
De momento...  hatriendo

p.s.: @Themis, me has recordado a mi Olivia de Havilland, porque Lady Marian para mí siempre será ella...  jkhujfgd
El foro de www.lesbianas.tv ha muerto. ¡Larga vida al nuevo foro!

Fahrenheit

Jo, ahora quiero leer el De civitate Dei de Agustín de Hipona a ver si esta mujer tomó algo de él  fghgfhgfh
El foro de www.lesbianas.tv ha muerto. ¡Larga vida al nuevo foro!

Báthory

Eso, Fahren, pórtate bien y ten paciencia, que yo la estoy teniendo aunque me ponga muy nerviosa por no saber a quién van a meter en la ciudad pelotillainfernal. Y si te lees el tostón, digo el libro ese que has dicho, me cuentas a ver si se cachondea de él o qué XD.

Siguiente capítulo:

VIII
Cómo Cristina empezó a cavar la tierra para echar los cimientos bajo el mando de Razón y con su ayuda


Razón retomó entonces la palabra:
-¡Levántate, hija mía! Salgamos sin tardanza hacia el Campo de las Letras. Es allí, en aquel país rico y fértil, donde será fundada la Ciudad de las Damas, allí donde se hallan mansos ríos y vergeles cargados de fruta, donde la tierra produce buenas y abundantes cosas. Coge la azada de tu inteligencia y cava hondo. Por donde veas el trazado de mi regla, cava un foso profundo, yo te ayudaré cargando la tierra en cestas que llevaré a hombros.

Para obedecer sus órdenes, me levanté entonces con celeridad, porque su poder me había devuelto fuerza y rapidez. Ella me precedió para guiarme hasta el Campo de las Letras, y siguiendo sus indicaciones, me puse a cavar el foso interrogando con la azada de la inteligencia. Mi primer trabajo fue el siguiente:
-Señora, me acuerdo que antes dijisteis a propósito de todos esos hombres que critican tan severamente las costumbres de las mujeres, condenándolas a todas sin apelación, que cuanto más tiempo permanece el oro en el crisol más se afina y depura. Sin duda, eso significa que cuanto más se desprecia a las mujeres mayor es su mérito y fama. Ahora bien, os ruego que me digáis por qué tantos autores las censuran en sus obras. Ya me habéis dado a entender que ellos se equivocan, pero ¿cuál es el motivo? ¿Es Naturaleza la que les empuja a ello, o lo hacen por odio? ¿Cómo puede ser?
-Hija mía -me respondió-, para darte ánimo y que caves más profundamente, esta primera cestada será para mí. Has de saber que la causa no es natural sino todo lo contrario, puesto que no existe lazo terrenal más fuerte que el amor que Naturaleza crea por orden divina entre el hombre y la mujer. Las razones que han llevado -y aún siguen llevando- a los hombres a acusar a las mujeres son varias y numerosas, como es el caso de los autores a los que has leído. Algunos lo hicieron con buenas intenciones, para volver a poner en el buen camino a hombres encaprichados con mujeres lascivas e impedir que errasen frecuentándolas. Para que todos los hombres rehúyan la lujuria han condenado a las mujeres sin excepción.
-Dama mía -dije entonces-, perdonadme si os interrumpo: ¿acaso no hicieron bien, ya que sus intenciones eran buenas y como suele decirse, por sus intenciones se juzga al hombre?
-Es un error, querida hija -me contestó-, porque la ignorancia no sirve de excusa. Si te matasen con buenas intenciones, ¿habrían hecho bien? Todos, tal y como los ves, no han hecho otra cosa con sus acusaciones que abusar de un derecho, porque no es justo causar daños y perjuicios a una parte con el pretexto de ayudar a la parte contraria, como hacen condenando la conducta de todas las mujeres. Esto te lo puedo demostrar por experiencia, ya que no se puede condenar sin atender a los hechos. Supongamos que lo hayan hecho para devolver a los locos la cordura; esto sería como si a mí se me antojara condenar el fuego -elemento a todas luces bueno y necesario- bajo el pretexto de que algunos se queman, o el agua porque otros se ahogan. Lo mismo podría decirse de todas las cosas buenas, ya que pueden usarse para el bien o para el mal. Tú misma lo has dicho muy bien en alguno de tus escritos: no es a las mujeres a las que hay que acusar si hay locos que abusan de ellas; los que se han permitido esas afirmaciones ultrajantes tuercen la verdad para casarla al bies con su tesis, como quien talla para sí un largo tocado a lo ancho de la tela porque no tiene que pagarla, y como nadie le hace frente para reprochárselo, se otorga así el derecho de apropiarse de un bien ajeno. Tú lo has dicho muy bien en alguna parte: si esos autores que censuran la vida y costumbres de toda mujer hubieran condenado sólo a las de vida disoluta y hubieran intentado encarrilar a los hombres a una conducta razonable, impidiendo así que se quedaran pegados a la lujuria, yo admitiría la pertinencia de sus escritos. En efecto, no hay nada que deba rehuirse tanto en este mundo como una mujer perversa y disoluta; es algo monstruoso porque la naturaleza misma de la mujer la lleva a ser sencilla, prudente y honrada. Puedo asegurarte que no soy yo quien los incita a acusar a todas las mujeres de esta forma cuando existen muchas muy dignas, son ellos y todos quienes los citan los que se equivocan groseramente. Echa entonces fuera de esta cantera todos estos negros y sucios pedruscos, porque jamás podrán utilizarse para la construcción de tu hermosa Ciudad.
»Otros hombres han acusado a las mujeres por distintas razones: los unos impulsados por sus vicios, los otros debido a la invalidez de su propio cuerpo, algunos por pura envidia y en mayor medida porque les gusta hablar mal de la gente; finalmente existen otros que para demostrar lo mucho que han leído sólo se basan en lo que han encontrado en los libros y se limitan a citar a los autores, repitiendo lo que ya se ha dicho.
»Cuando hablo de los que acusan a las mujeres impulsados por sus vicios, me refiero a aquellos hombres que han disipado su juventud con mujeres lascivas; tantas han sido sus aventuras que se han vuelto hipócritas, han envejecido sin arrepentirse y pasan el tiempo lamentando sus pasadas locuras y la vida disoluta de su juventud. Como Naturaleza, dejando sin hálito sus helados sentidos, les prohíbe satisfacer sus deseos, están amargados viendo que ya ha terminado para ellos la época que llamaban el buen tiempo y que ahora los jóvenes, que son hoy lo que ellos fueron ayer, se dedican a disfrutar, o por lo menos así les parece. Para purgar su negra bilis no les queda otro remedio que acusar a las mujeres, porque piensan que dándoles asco a los demás los alejarán de ellas. El lenguaje de esos viejos suele ser grosero y desvergonzado, como puedes observarlo en este Mateolus, que en su escrito se retrata a sí mismo como un anciano impotente. Con su ejemplo tienes de sobra para cerciorarte de la verdad de lo que digo, y puedo asegurarte que existen otros muchos casos.
»Sería una verdadera desgracia que todos los ancianos fueran así de depravados. Distan mucho aquellos viejos corrompidos, tan incurables en su enfermedad como los leprosos, de esos hombres honorables a los que con el tiempo vuelvo perfectos en sabiduría y virtud. Ellos sólo pronuncian palabras mansas y dignas. Odian la calumnia, ni acusan ni difaman a hombres y mujeres, y como aborrecen el vicio, condenan a los pecadores en general, sin culpar a alguien en particular, limitándose a encaminarlos hacia la virtud.
»Los hombres desvalidos que han atacado a las mujeres tienen unos miembros contrahechos que contrastan con su mente ingeniosa y espíritu malicioso. No conocen otro remedio a su impotencia que vengarse acusando a las mujeres que dan gozo a todos, porque así creen privar a los demás del placer que les niega su propio cuerpo.
»Quienes han acusado a las mujeres por pura envidia son hombres indignos que, como se encontraron con mujeres más inteligentes y de conducta más noble que la suya, se llenaron de amargura y rencor. Son sus celos los que les llevan a despreciar a todas las mujeres porque piensan que de esa forma ahogarán su fama y disminuirán su valía, como aquel infeliz, cuyo nombre no recuerdo, que en un tratado titulado pomposamente Sobre la Filosofía se esfuerza en demostrar que es indecoroso para un hombre tener consideración hacia una mujer, sea la que sea. Afirma que quienes den alguna prueba de estima hacia las mujeres pervierten el nombre mismo de su libro haciendo de "filosofía" una "filofolía", es decir, del amor a la sabiduría un amor a la locura. Ahora créeme, con todas las argucias y falacias que se permite, quien hace de su libro una verdadera "filofolía" es él.
»En cuanto a los que su naturaleza lleva a maldecir, no hay que extrañarse de que hablen mal de las mujeres. Te aseguro, sin embargo, que todo hombre al que le guste hablar mal de las mujeres es poco honrado y bajo de espíritu, porque actúa a la vez en contra de Razón y Naturaleza: en contra de Razón porque es de seres ingratos no reconocer todo el bien que les hacen las mujeres con tan generosos dones, que nadie podría devolverlos por mucho que quisiera, y además siempre seguirán necesitando a las mujeres. Va en contra de Naturaleza porque no hay bestia ni pájaro que no busque naturalmente su otra mitad, es decir, la hembra; por lo tanto, no es natural que un hombre dotado de razón haga justo lo contrario.
»Como no hay obra tan digna de alabanza que no tenga su contrahechura, muchos son los que alardean de escribir; les parece que no pueden equivocarse si otros ya han escrito lo que ellos quieren decir, y así les da por difamar. Es una especie que conozco bien. Algunos se ponen a escribir versos sin esforzarse en pensar y guisan unos poemas a modo de insípidos caldos. Otros hacen remiendos vistiendo facticias baladas que hablan de costumbres principescas, de toda clase de personas y por supuesto de mujeres, pero ellos son incapaces de reconocer y enmendar los defectos de su conducta. Eso no impide que al profano, que anda tan desprovisto de juicio crítico como ellos, todo esto le resulte maravilloso y lo mejor del mundo.
"Fratriarcado es también toda defensa que las mujeres realizan de los pactos entre varones, sin reparar en que ellas no están incluidas." Rosa M. Rodríguez Magda

Báthory

Jajajajajaja me parto con Cristina, cómo va dando tortas a diestro y siniestro con esa finura y elegancia. ¿Y quién fue el misógino de la "filofolía"? ¿Aristóteles? XD
"Fratriarcado es también toda defensa que las mujeres realizan de los pactos entre varones, sin reparar en que ellas no están incluidas." Rosa M. Rodríguez Magda

Fahrenheit

Jo, no encuentro quién será el filósofo autor del tratado Sobre Filosofía que menciona  lesboterrorista
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themis

A mí lo que me preocupa es que conforme más capítulos leemos, más complejo es descifrar el número romano que indica el capítulo por el que vamos. Hasta ahora he podido seguirlo sin dificultad, porque solo había palitos (III) y pajaritos volando (V), pero como la cosa se complique más... no sé qué haré.

Fahrenheit

Cita de: Themis en Diciembre 11, 2020, 21:29:29:11 PM
A mí lo que me preocupa es que conforme más capítulos leemos, más complejo es descifrar el número romano que indica el capítulo por el que vamos. Hasta ahora he podido seguirlo sin dificultad, porque solo había palitos (III) y pajaritos volando (V), pero como la cosa se complique más... no sé qué haré.
sdsfgfg sdsfgfg sdsfgfg
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Átropos

Me está encantando el libro y me gusta mucho como escribe ^^

Jajajajajajaja, es curioso, porque en primero de carrera tuve un profesor que estaba literalmente obsesionado con Aristóteles y nos hizo estudiar absolutamente toda su obra (no todo el contenido, sino todo lo que escribió), nunca pensé que me serviría para algo XD. Digamos que la obra de Aristóteles se divide en "libros de divulgación", que estaban destinados al público en general, y libros de carácter más filosófico. Sobre la filosofía se encontraría en la primera clasificación. Además encaja perfectamente porque la época en la que se escribió La ciudad de las damas coincide con la época en la que se estaba imponiendo en las universidades el estudio de la obra aristotélica.

Lo que no tengo claro es que sea en ese texto donde hable de las mujeres, o sea en Política o en Historia de los animales sí que se despacha a gusto el hombre, pero en Sobre la filosofia creo que no. Es que estoy intentando buscar más información sobre el diálogo de Sobre la filosofía pero está complicado, solo he encontrado una tesis que hace comentarios críticos sobre el diálogo pero no dice nada sobre las mujeres. Buscaré más a fondo a ver si encuentro algo más.

"Everything is political when you're a woman"