Menú Principal

Cuentos para pensar

Iniciado por jade, Enero 26, 2019, 03:02:02:48 AM

Tema anterior - Siguiente tema

Pipita

¿La moraleja es que una en la vida ha de aspirar a ser la máxima follaca o kelukepà? Espero la segunda parte, que esta se ma quedao corta.
"If you do not express your own original ideas, if you do not listen to your own being, you will have betrayed yourself".

jade

Cada año, con motivo de las fiestas del aniversario de su coronación como monarca, el rey Jorge, tenía la costumbre de liberar un prisionero. Este año, como se cumplían los 25 años de su coronación como monarca, decidió ir él mismo a la prisión para elegir al condenado que merecía ser liberado. Acompañado de su Primer Ministro y de toda la corte, una fría mañanita, cercanas ya las fiestas con motivo de su coronación, fueron a la cárcel para liberar al prisionero que resultara elegido.

Una vez que los presos habían desayunado, el rey se fue reuniendo con aquellos que, según las autoridades de la cárcel, habían tenido mejor comportamiento.

El primer preso entró en el despacho del director de prisión, ocupado ahora por el rey y su séquito y le dijo:

Majestad, soy inocente pues un enemigo de mi familia me acusó falsamente. Esa es la razón por la que estoy en la cárcel, pues cuando se hizo el juicio no pude contratar a ningún abogado famoso por falta de dinero.
Escuchado el primer reo, el alcaide dio paso al segundo:

A mí me confundieron con el asesino del hijo del zapatero, por lo que me metieron en la cárcel; pero yo le aseguro a su excelencia que nunca maté a nadie.
Poco después entró el tercero, quien también manifestaba que había sido acusado injustamente. Y así, todos y cada uno de los que hablaron, manifestaron al rey porqué razones merecían la gracia de ser liberados.

Al final, quedó un hombre en un rincón de la sala que no que no se atrevía a dirigirse al rey. En estas, el rey lo llamó y le preguntó:

¿Y tú, por qué estás encarcelado?
A lo que el hombre respondió:

Estoy encarcelado porque maté a un hombre, majestad. Soy un asesino.
¿Y por qué lo mataste? – preguntó el rey.
Porque estaba muy violento en esos momentos. – Contestó el recluso
Y el rey le preguntó:

¿Y por qué estabas violento?
Porque no sé controlar mi carácter. Cuando alguien me saca de mis casillas pierdo el control y soy capaz de hacer barbaridades. –Respondió el recluso.
Escuchados todos los reclusos que habían sido convocados, el rey pasó a otra sala para reflexionar y tomar la decisión que considerara más justa. Acabado el tiempo de deliberación, volvió a la sala donde se encontraban los presos convocados, y en medio de un profundo silencio y una gran expectación, se dispuso a anunciar públicamente la persona que ese año sería perdonada.

El rey tomó su cetro y dijo en voz alta, mirando al último preso con quien había hablado:

¡Tú saldrás de la cárcel!
Al oír la decisión del rey, la gran mayoría de los asistentes no pudo contener un murmullo de desaprobación. Entonces, el Primer Ministro se dirigió al rey y le dijo:

Pero majestad, ¿acaso no parecen más justos cualquiera de los otros?
Precisamente por eso, – contestó su majestad. Saco a este malvado de la cárcel para que no eche a perder a todos los demás que parecen tan buenos.
No vemos el mundo como es sino como somos.

jade

Mi reflexión:

El hombre que no es humilde siempre encuentra una "justificación" para excusarse de sus pecados. La misma falta de humildad no le permite reconocerse como es. Se ha mentido a sí mismo en tal medida que al final cree que la mentira es verdad. Llegado a ese punto, se habrá perdido la conciencia de pecado, y como consecuencia, ya no verá la necesidad de confesarse pues se habrá vuelto ciego para ver el penoso estado de su alma.

La verdad nos hará libres.
No vemos el mundo como es sino como somos.

Xena

Ni tú ni yo somos los mismos

El Buda fue el hombre más despierto de su época. Nadie como él comprendió el sufrimiento humano, así es como desarrolló la benevolencia y la compasión. Entre sus primos, se encontraba el perverso Desvadatta, siempre celoso del maestro y empeñado en desacreditarlo e incluso dispuesto a matarlo. Cierto día que el Buda estaba paseando tranquilamente, Desvadatta, a su paso, le arrojó una pesada roca desde la cima de una colina, con la intención  de acabar con su vida. Sin embargo, la roca sólo cayó al lado del Buda y Desvadatta no pudo conseguir su objetivo. El Buda se dio cuenta de lo sucedido y permaneció impasible, sin perder la sonrisa de los labios. Días después, el Buda se cruzó con su primo y lo saludó afectuosamente. Muy sorprendido, Desdavatta preguntó:

-¿No estás enfadado, señor?

-No, claro que no.

Sin salir de su asombro, inquirió:

-¿Por qué?

Y el Buda dijo:

-Porque ni tú eres ya el que arrojó la roca, ni yo soy ya el que estaba allí cuando me fue arrojada.

jade

Cita de: Xena en Febrero 16, 2019, 02:52:52:49 AM
Ni tú ni yo somos los mismos

El Buda fue el hombre más despierto de su época. Nadie como él comprendió el sufrimiento humano, así es como desarrolló la benevolencia y la compasión. Entre sus primos, se encontraba el perverso Desvadatta, siempre celoso del maestro y empeñado en desacreditarlo e incluso dispuesto a matarlo. Cierto día que el Buda estaba paseando tranquilamente, Desvadatta, a su paso, le arrojó una pesada roca desde la cima de una colina, con la intención  de acabar con su vida. Sin embargo, la roca sólo cayó al lado del Buda y Desvadatta no pudo conseguir su objetivo. El Buda se dio cuenta de lo sucedido y permaneció impasible, sin perder la sonrisa de los labios. Días después, el Buda se cruzó con su primo y lo saludó afectuosamente. Muy sorprendido, Desdavatta preguntó:

-¿No estás enfadado, señor?

-No, claro que no.

Sin salir de su asombro, inquirió:

-¿Por qué?

Y el Buda dijo:

-Porque ni tú eres ya el que arrojó la roca, ni yo soy ya el que estaba allí cuando me fue arrojada.


Todo es transitorio, lo único constante es el cambio. Hay que fluir con los acontecimientos sin que estos nos dañen. En un estado contemplativo y sin perder la sonrisa.

Hay que gestionar las emociones desde el pensamiento, para evitar el sufrimiento.
No vemos el mundo como es sino como somos.

Xena

Cita de: jade en Febrero 16, 2019, 03:08:08:57 AM

Todo es transitorio, lo único constante es el cambio. Hay que fluir con los acontecimientos sin que estos nos dañen. En un estado contemplativo y sin perder la sonrisa.

Hay que gestionar las emociones desde el pensamiento, para evitar el sufrimiento.

+1 , no me deja aún.

Xena

Cuento

Mentira.


Todos los duendes se dedicaban a construir dos palacios, el de la verdad y el de la mentira. Los ladrillos del palacio de la verdad se creaban cada vez que un niño decía una verdad, y los duendes de la verdad los utilizaban para hacer su castillo. Lo mismo ocurría en el otro palacio, donde los duendes de la mentira construían un palacio con los ladrillos que se creaban con cada nueva mentira. Ambos palacios eran impresionantes, los mejores del mundo, y los duendes competían duramente porque el suyo fuera el mejor.
Tanto, que los duendes de la mentira, mucho más tramposos y marrulleros, enviaron un grupo de duendes al mundo para conseguir que los niños dijeran más y más mentiras. Y como lo fueron consiguiendo, empezaron a tener muchos más ladrillos, y su palacio se fue haciendo más grande y espectacular. Pero un día, algo raro ocurrió en el palacio de la mentira: uno de los ladrillos se convirtió en una caja de papel. Poco después, otro ladrillo se convirtió en arena, y al rato otro más se hizo de cristal y se rompió. Y así, poco a poco, cada vez que se iban descubriendo las mentiras que habían creado aquellos ladrillos, éstos se transformaban y desaparecían, de modo que el palacio de la mentira se fue haciendo más y más débil, perdiendo más y más ladrillos, hasta que finalmente se desmoronó.
Y todos, incluidos los duendes mentirosos comprendieron que no se pueden utilizar las mentiras para nada, porque nunca son lo que parecen y no se sabe en qué se convertirán.

jade

Antes o después se descubre la verdad y todo se desmorona.
No vemos el mundo como es sino como somos.

Xena

La mentira tiene las patas muy cortas y todas las piezas que la adornan acaban asfixiando a quien la urde.

jade

Acuérdate de soltar el vaso 

Un psicólogo, en una sesión grupal, levantó un vaso de agua. Todo el mundo esperaba la típica pregunta: "¿Está medio lleno o medio vacío?" Sin embargo, preguntó: – ¿Cuánto pesa este vaso? Las respuestas variaron entre 200 y 250 gramos. El psicólogo respondió: "El peso absoluto no es importante. Depende de cuánto tiempo lo sostengo. Si lo sostengo un minuto, no es problema. Si lo sostengo una hora, me dolerá el brazo. Si lo sostengo un día, mi brazo se entumecerá y paralizará. El peso del vaso no cambia, es siempre el mismo. Pero cuanto más tiempo lo sujeto, más pesado, y más difícil de soportar se vuelve."
No vemos el mundo como es sino como somos.

Xena

Hay que soltar lastre, los problemas, por poner un ejemplo, seguirán ahí, hay que buscar un enfoque distinto (o solución) para que nos pesen menos.   

jade

Así es. Preocuparnos en exceso nos agota, absorbe nuestras energías y nos quita fuerzas para actuar, y solucionarlo.
No vemos el mundo como es sino como somos.

Xena

Me ha recordado a este otro.

El Problema
Un gran maestro y un guardián compartían la administración de un monasterio zen.Cierto día el guardián murió, y había que sustituirlo.

El gran maestro reunió a todos sus discípulos, para escoger a quien tendría ese honor. "Voy a presentarles un problema dijo-. Aquel que lo resuelva primero será el nuevo guardián del templo".

Trajo al centro de la sala un banco, puso sobre este un enorme y hermoso florero de porcelana con una hermosa rosa roja y señaló: "Este es el problema".

Los discípulos contemplaban perplejos lo que veían: los diseños sofisticados y raros de la porcelana, la frescura y elegancia de la flor... ¿Qué representaba aquello? ¿Qué hacer? ¿Cuál era el enigma? Todos estaban paralizados.

Después de algunos minutos, un alumno se levanto, miró al maestro y a los demás discípulos, caminó hacia el vaso con determinación, lo retiró del banco y lo puso en el suelo.

"Usted es el nuevo guardián -le dijo el gran maestro, y explicó-: Yo fui muy claro, les dije que estaban delante de un problema. No importa qué tan bellos y fascinantes sean, los problemas tienen que ser resueltos.

Puede tratarse de un vaso de porcelana muy raro, un bello amor que ya no tiene sentido, un camino que debemos abandonar pero que insistimos en recorrer porque nos trae comodidades. Sólo existe una forma de lidiar con los problemas: afrontarlos. En esos momentos no podemos tener piedad, ni dejarnos tentar por el lado fascinante que cualquier conflicto lleva consigo

jade

Sí, son primos hermanos.  ghfghxfg

Los problemas, hay que solucionarlos. Y más vale pronto que tarde.  hjghg
No vemos el mundo como es sino como somos.

jade

El águila que no sabía quién era

Cuentan que hace mucho tiempo, un águila, sobrevolando un corral de gallinas, se le desprendió un huevo.

Con tan buena fortuna que, al caer, el huevo no se rompió. Pasado un tiempo, un diminuto pico empezó a resquebrajar el huevo desde dentro: primero fué el pico, luego las garras, hasta que al final consiguió sacar todo el cuerpo.

La pequeña cria de águila se crió junto con los polluelos de las gallinas. Sin embargo los otros pollos se mofaban de él por ser diferente, llegando a picotearle con frecuencia.

Un buen día, un águila sobrevoló  el corral y vió cómo hasta los polluelos más pequeños se mofaban de la cria de águila.

Al verlo, el águila se paró y le preguntó al aguilucho:
"¿Por qué te comportas como un pollo si puede saberse?"
El aguilucho le respondió: "soy un pollo".

"No", le contestó tajante el águila. "Eres un águila. Y tienes un pico formidable, unas garras poderosas y la capacidad de volar como una de las mejores aves".

"¡Vuela!", le ordenó el águila.
"¿Cómo voy a hacerlo si no puedo hacerlo?", le contestó el aguilucho.
"¡Te digo que vueles!", le respondió el águila cada vez más enfadada de ver la actitud del aguilucho.

Y así el aguilucho aleteó un poco sin prácticamente poder remontar el vuelo.
"¿Ves?", le dijo el aguilucho. "No puedo volar"

Así que el águila cogió a la pequeña cría y lo llevó hasta la cima de una colina.

Una vez allí, lo empujó al vacío y el aguilucho deseseperado empezó a batir las alas tratando de volar, hasta que empezó a darse cuenta que podía hacerlo y además de forma excepcional.
No vemos el mundo como es sino como somos.