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Cuentos para pensar

Iniciado por jade, Enero 26, 2019, 03:02:02:48 AM

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Xena

Cita de: jade en Marzo 08, 2019, 23:45:45:29 PM
El miedo del león

En una lejana sabana africana, andaba perdido un león. Llevaba más de veinte días alejado de su territorio y la sed y el hambre lo devoraban. Por suerte, encontró un lago de aguas frescas y cristalinas. Raudo, corrió veloz a beber de ellas para así, paliar su sed y salvar su vida.

Al acercarse, vio su rostro reflejado en esas aguas calmadas.

– ¡Vaya! el lago pertenece a otro león – Pensó y aterrorizado, huyó sin llegar a beber.

La sed cada vez era mayor y él sabía que de no beber, moriría. A la mañana siguiente, armado de valor, se acercó de nuevo a lago. Igual que el día anterior, volvió a ver su rostro reflejado y de nuevo, presa del pánico, retrocedió sin beber.

Y así pasaron los días con el mismo resultado. Por fin, en uno de esos días comprendió que sería el último si no se enfrentaba a su rival. Tomó finalmente la decisión de beber agua del lago pasara lo que pasara. Se acercó con decisión al lago, nada le importaba ya. Metió la cabeza para beber ... y su rival, el temido león ¡desapareció!

Los miedos se disipan cuando se afrontan, es necesario reunir la fortaleza suficiente para hacerlo, y cuesta... .   

jade

Muchos miedos son imaginarios, paralizan y bloquean, impidiendo conseguir nuestros sueños.

No vemos el mundo como es sino como somos.

Xena

"LA VENGANZA DE LA GOMA"

         En el estuche de Ramón acababa de entra una reluciente, olorosa y blanca goma de borrar. Su mamá se la había comprado unos minutos antes de entrar en el cole, en la papelería que había enfrente. Al abrir la caja, totalmente llena y en perfecta alineación, el dependiente se las enseñó antes de dársela, para que eligiera entre los colores que había.

Cuando la clase empezó, Ramón sacó su cuaderno, su lápiz y su nueva goma, la cual -sin que se diese cuenta- cayó al suelo y quedó aprisionada entre las patas de su mesa y la del compañero . Allí estaba, solita, pasando el tiempo sin que nadie la echara en falta, de tal manera que -a la hora de la salida- ahí atrapada y triste se quedó.

Al día siguiente ocurrió lo mismo, nadie se dio cuenta de dónde estaba, ni siquiera cuando Ramón se levantó para decirle a la maestra que le habían quitado su goma nueva. Pero ni Ramón ni nadie pudo confirmar quién le había quitado la goma; así que el día volvió a acabar sin que la encontraran. Así pasó un día y otro, y otro...Hasta que pasaron tantos que a la goma se le empezaron a pegar las pelusillas que se escapaban de las escobas de la limpieza, quedando sucia y manchada, perdiendo el esplendor que tenía cuando estaba en su caja.

Pero una mañana, un niño de la clase tropezó con la mesa e hizo que la goma se liberara de su prisión -aunque no por ello la recogieron del suelo- por lo que el enojo de la goma fue en aumento, hasta llegar a pensar: -"¡Pero bueno!, ¿nadie me va a recoger? ¡Pues ahora se van a enterar estos desaprensivos críos!". Así que, aprovechando los descuidos de los niños, iba borrando todos los ejercicios y tareas que habían escrito, de manera que -cuando la maestra iba a corregirlos...- ¡No había nada en los cuadernos! ¡Las soluciones de las cuentas, las palabras y las frases volaban al instante al ser borradas por la goma vengadora! En un par de días, ningún niño pudo terminar la tarea, sin saber nadie porqué desaparecía todo de sus cuadernos.

Al tercer día, la goma tan sólo era una pequeña mota que ya no podía borrar nada y, cuando se dio cuenta de que su venganza se había vuelto contra ella, ya era demasiado tarde.

jade

Este cuento no lo conocía, es muy bueno.
La venganza tiene un alto precio. Aunque sea el primer impulso después de recibir un agravio, es preferible no responder con maldad, porque se volverá contra uno mismo.
No vemos el mundo como es sino como somos.

Xena

Nada bueno trae consigo la venganza.

jade

El escorpión y la rana


Había una vez una rana sentada en la orilla de un río, cuando se le acercó un escorpión que le dijo:

—Amiga rana, ¿puedes ayudarme a cruzar el río? Puedes llevarme a tu espalda...

—¿Que te lleve a mi espalda? —contestó la rana—. ¡Ni pensarlo! ¡Te conozco! Si te llevo a mi espalda, sacarás tu aguijón, me picarás y me matarás. Lo siento, pero no puede ser.

—No seas tonta —le respondió entonces el escorpión—. ¿No ves que si te pincho con mi aguijón te hundirás en el agua y que yo, como no sé nadar, también me ahogaré?

Y la rana, después de pensárselo mucho se dijo a sí misma:

—Si este escorpión me pica a la mitad del río, nos ahogamos los dos. No creo que sea tan tonto como para hacerlo.

Y entonces, la rana se dirigió al escorpión y le dijo:

—Mira, escorpión. Lo he estado pensando y te voy a ayudar a cruzar el río.

El escorpión se colocó sobre la resbaladiza espalda de la rana y empezaron juntos a cruzar el río.

Cuando habían llegado a la mitad del trayecto, en una zona del río donde había remolinos, el escorpión picó con su aguijón a la rana. De repente la rana sintió un fuerte picotazo y cómo el veneno mortal se extendía por su cuerpo. Y mientras se ahogaba, y veía cómo también con ella se ahogaba el escorpión, pudo sacar las últimas fuerzas que le quedaban para decirle:

—No entiendo nada... ¿Por qué lo has hecho? Tú también vas a morir.

Y entonces, el escorpión la miró y le respondió:

—Lo siento ranita. No he podido evitarlo. No puedo dejar de ser quien soy, ni actuar en contra de mi naturaleza, de mi costumbre y de otra forma distinta a como he aprendido a comportarme.

Y poco después de decir esto, desaparecieron los dos, el escorpión y la rana, debajo de las aguas del río.

No vemos el mundo como es sino como somos.

Xena

@jade, uno más, en formato diferente  hjghg

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Amapola

Cita de: Xena en Julio 20, 2019, 02:08:08:24 AM
@jade, uno más, en formato diferente  hjghg

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Me gusta, @Xena . Lo conocía pero no lo recordaba bien. Gracias por compartirlo ghfghxfg

Xena

@Amapola, no hay de qué. Yo no lo conocía, la reflexión es muy cierta. zdfzgfgzdf

Mawex

Cita de: jade en Julio 12, 2019, 09:19:19:17 AM
El escorpión y la rana


Había una vez una rana sentada en la orilla de un río, cuando se le acercó un escorpión que le dijo:

—Amiga rana, ¿puedes ayudarme a cruzar el río? Puedes llevarme a tu espalda...

—¿Que te lleve a mi espalda? —contestó la rana—. ¡Ni pensarlo! ¡Te conozco! Si te llevo a mi espalda, sacarás tu aguijón, me picarás y me matarás. Lo siento, pero no puede ser.

—No seas tonta —le respondió entonces el escorpión—. ¿No ves que si te pincho con mi aguijón te hundirás en el agua y que yo, como no sé nadar, también me ahogaré?

Y la rana, después de pensárselo mucho se dijo a sí misma:

—Si este escorpión me pica a la mitad del río, nos ahogamos los dos. No creo que sea tan tonto como para hacerlo.

Y entonces, la rana se dirigió al escorpión y le dijo:

—Mira, escorpión. Lo he estado pensando y te voy a ayudar a cruzar el río.

El escorpión se colocó sobre la resbaladiza espalda de la rana y empezaron juntos a cruzar el río.

Cuando habían llegado a la mitad del trayecto, en una zona del río donde había remolinos, el escorpión picó con su aguijón a la rana. De repente la rana sintió un fuerte picotazo y cómo el veneno mortal se extendía por su cuerpo. Y mientras se ahogaba, y veía cómo también con ella se ahogaba el escorpión, pudo sacar las últimas fuerzas que le quedaban para decirle:

—No entiendo nada... ¿Por qué lo has hecho? Tú también vas a morir.

Y entonces, el escorpión la miró y le respondió:

—Lo siento ranita. No he podido evitarlo. No puedo dejar de ser quien soy, ni actuar en contra de mi naturaleza, de mi costumbre y de otra forma distinta a como he aprendido a comportarme.

Y poco después de decir esto, desaparecieron los dos, el escorpión y la rana, debajo de las aguas del río.

Muy bueno

jade

Cita de: Xena en Julio 20, 2019, 02:08:08:24 AM
@jade, uno más, en formato diferente  hjghg

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Cuéntame un cuento y verás qué contento  gfhfghjgf
En cualquier formato me gustan, por cierto ese lo conocía.

Cita de: Mawex en Julio 20, 2019, 22:49:49:49 PM
Muy bueno

Estoy de acuerdo contigo, Mawex
Y desde que lo leí la primera vez, nunca se me ha olvidado. Es uno de mis preferidos. 🙏
No vemos el mundo como es sino como somos.

Xena


Amapola



"LA ENSEÑANZA DEL BURRO".

Un día el burro de un campesino se cayo en un pozo.. El animal lloró fuertemente por horas, mientras el campesino trataba de buscar algo que hacer..

Finalmente, el campesino decidió que el burro ya estaba viejo y el pozo ya estaba seco y necesitaba ser tapado de todas formas; que realmente no valía la pena sacar al burro del pozo..

Invitó a todos sus vecinos para que vinieran a ayudarle. Cada uno agarró una pala y empezaron a tirarle tierra al pozo..

El burro se dio cuenta de lo que estaba pasando y lloró horriblemente. Luego, para sorpresa de todos, se aquietó después de unas cuantas paladas de tierra.

El campesino finalmente miró al fondo del pozo y se sorprendió de lo que vio... con cada palada de tierra, el burro estaba haciendo algo increíble: Se sacudía la tierra y daba un paso encima de la tierra.

Muy pronto todo el mundo vio sorprendido cómo el burro llegó hasta la boca del pozo, pasó por encima del borde y salió trotando...

La vida va a tirarte tierra, todo tipo de tierra... el truco para salir del pozo es sacudírsela y usarla para dar un paso hacia arriba.

Cada uno de nuestros problemas es un escalón hacia arriba.. Podemos salir de los más profundos huecos si no nos damos por vencidos...

¡¡¡Usa la tierra que te echan para salir adelante!!!

Recuerda las 5 reglas para ser feliz:

Libera tu corazón del odio.

Libera tu mente de las preocupaciones.

Simplifica tu vida.

Da más y espera menos.

Ama más y... sacúdete la tierra, porque en esta vida hay que ser solución, no problema.

Anónimo

Amapola

Cuenta una vieja leyenda que una joven pareja de indios Sioux acudió una mañana a visitar al chamán de su poblado. Vivían cerca de  Paha Sapa, las actuales Colinas negras, consideradas sagradas para este pueblo. El joven era un valiente guerrero, y en su corazón habitaba la honorabilidad y la nobleza por igual. En Nube alta, la muchacha de ojos rasgados y cabellera abundante, también brillaba la decisión y ante todo, ese amor profundo por el que iba a ser su esposo.
La razón por la que se habían decidido a visitar el chamán era muy importante para ellos: tenían miedo, temían que su compromiso, que ese amor devoto y firme que ahora se profesaban se rompiera de alguna forma. Temían incluso fallecer y no poder encontrarse en el más allá. Deseaban que el anciano brujo les diera un remedio, un sortilegio o un conjuro para que su amor fuera eterno.
El viejo chamán los miró unos instantes a ambos con su rostro aguileño y cuajado de años. Se fumó unas cuantas pipas, arrugó el ceño, se aclaró la voz para después, coger la mano de la muchacha:
 -Si deseas conservar a tu lado a tu amado durante largo tiempo deberás emprender un viaje. No va a ser fácil, te lo advierto. Subirás a esa colina que ves allá al fondo y cazarás con tus propias manos a un halcón, el más fuerte, el más hermoso. Después, deberás traerlo aquí  vivo el tercer día después a la Luna llena.
A continuación, el chamán se volvió hacia el joven guerrero.
-En cuanto a ti, debes saber que tu tarea va a ser igual de compleja y sacrificada. Tienes que subir la montaña más alta de nuestro poblado y cazar un águila. La más bella, la más vigorosa, la más salvaje. Deberás traerla aquí el mismo día que tu amada.
La joven muchacha sioux y su amado cumplieron con el reto propuesto por el anciano chamán. Ella llevaba en una bolsa de piel a un halcón. El joven guerrero, portaba a su águila. La más hermosa, la más fuerte. Cuando llegaron hasta el viejo brujo, ambos preguntaron cuál iba a ser el siguiente paso: ¿Sacrificar a las aves y bañarnos con su sangre, quizá?-preguntaron.
– Ahora debéis hacer lo que os digo: coged a las aves y atadlas con una tira de cuero por las patas. De manera que una quede atada a la otra y viceversa. Después, deberéis soltarlas para que vuelen libres.
Cuando ambos cumplieron con lo ordenado, se quedaron atónitos y sin palabras al ver el resultado. Cuando las dos aves intentaron alzar el vuelo, lo único que consiguieron fue caer una y otra vez. Frustradas y llenas de ira, empezaron a picotearse la una a la otra.
El viejo chamán fue hasta ellas y las soltó. Este es el conjuro que voy a daros: aprended de lo que acabáis de ver. Si os atáis el uno al otro, aunque sea con amor, lo único que vais a conseguir es arrastraros, lastimaros y ser infelices. Si deseáis que vuestro amor perdure: volad juntos bien alto pero jamás atados. Porque el verdadero amor une pero no encadena.



Xena

Muy buenos los dos @Amapola. zdfzgfgzdf

Dejo otro:

El monje y el helado de chocolate.

Joel había llegado hacía ya tres años a una de las más antiguas comunidades budistas del Tibet y allí ansiaba ser ordenado para convertirse en un monje ejemplar.

Todos los días, a la hora de la cena, le preguntaba a su maestro si al día siguiente se celebraría la ceremonia de su ordenación. "Todavía no estás preparado, primero debes trabajar la humildad y dominar tu ego", le respondía su mentor.

¿Ego? El joven no entendía por qué el maestro se refería a su ego. Pensaba que merecía ascender en su camino espiritual ya que meditaba sin descanso y leía a diario las enseñanzas del Buda.

Un día, al maestro se le ocurrió una manera de demostrarle a su discípulo que todavía no estaba preparado. Antes de dar comienzo a la sesión de meditación anunció: "Quién medite mejor tendrá como premio un helado". "De chocolate", añadió el anciano.

Helado de chocolate

Tras un breve alboroto, los jóvenes de la comunidad comenzaron a meditar. Joel se propuso ser el que mejor meditara de todos sus compañeros. "De esta forma, le demostraré al maestro que estoy preparado para la ordenación. Y me comeré el helado", concluyó el discípulo.

El joven budista intenta meditar
Joel consiguió centrarse en su respiración, pero al mismo tiempo visualizaba un gran helado de chocolate que iba y venía como subido en un columpio. "No puede ser, tengo que dejar de pensar en el helado u otro lo ganará", se repetía.

Con mucho esfuerzo, Joel lograba meditar por varios minutos en los que simplemente seguía el compás de su respiración, pero enseguida se imaginaba a uno de los monjes chuperreteando el helado de chocolate. "¡Maldición!, debo ser yo quién lo consiga!", pensaba el joven angustiado.

Niño budista con una vela meditando
Cuando la sesión finalizó, el maestro explicó que todos lo habían hecho bien, salvo alguien que había pensado demasiado en el helado, es decir, en el futuro. Joel se incorporó antes de decir:

-Maestro, yo pensé en el helado. Lo admito. ¿Pero cómo puede saber que fui yo quien pensó demasiado?

El ego se descubre
-No puedo saberlo. Pero sí puedo ver que te has sentido tan aludido como para levantarte e intentar situarte por encima de tus compañeros. Así, querido Joel, es como actúa el ego: se siente atacado, cuestionado, ofendido... y pretende tener razón en el juego de ser superior a los demás.

Aquel día, Joel aprendió que todavía le quedaba mucho camino por recorrer. Trabajó su humildad y los impulsos del ego. Vivió en el presente y no intentó quedar por encima de los demás. También entendió que no le convenía identificarse con sus logros.

Así, con trabajo y paciencia, llegó el gran día. Fue aquel en el que el maestro llamó a su puerta para anunciarle que por fin estaba preparado para lo que tanto había ansiado.

Cuando llegó al templo no encontró a nadie allí. Solo una pequeña tarima y sobre ella... un helado de chocolate. Joel consiguió disfrutar del helado agradecido, sin sentirse decepcionado. Y a continuación, le ordenaron.

Niño budista comiendo helado de chocolate
La humildad tiene premio
Cada persona tiene su particular helado de chocolate: aquello que anhela conseguir. El problema reside en tener la mente puesta en él, impidiéndonos disfrutar del presente.

Tendemos a confundir nuestros logros con nuestra valía e identificarnos con ellos. El ego se encarga de empujarnos a desear quedar por encima de los demás y ofendernos si alguien nos señala algún fallo

Si logramos detectar nuestro ego y desactivarlo, automáticamente abandonamos la necesidad de criticar, discutir, competir o juzgar. Así, nos deshacemos del papel de víctima, del sufrimiento que conlleva no cumplir con las demandas del ego... ¡Y conseguimos disfrutar de los helados!

*Cuento original de Mar Pastor.