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Iniciado por Xena, Agosto 15, 2015, 00:09:09:34 AM

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Xena

Vale con la idea escrita de Skyros, no sé lo que me va a salir empiezo...

Amanecí­a, despertó por el ruido infernal de los truenos, noche de lluvia, amanecer oscuro .
Sabí­a que el dí­a iba a ser difí­cil porque habí­a quedado con Laura  a la hora de almorzar, tení­an que hablar...
Se duchó, desayunó y se dirigió en metro a la oficina
Su trabajo le apasionaba, lo cual fue un pequeño obstáculo en su relación con laura.
Se dedicó demasiado al trabajo y la desatendió .
Spoiler: ShowHide
venga, mentes maravillosas, ponedle nombre a la prota , inventad  ertryw45

June

Durante unos instantes me habí­a permitido el lujo de hacer un rápido resumen, como correspondí­a a mi rango en la dirección de la empresa de mi hermano, ese mismo al que no se le veí­a el pelo desde hací­a meses y que dudaba mucho que retornase así­ como así­. Ren... ella no entendí­a mi pasión por el mar, por la navegación y su entorno, ni siquiera entendí­a como en dí­as de tormenta podí­a echarme al barco con tal de salvar a cualquier animal marino que hubieran avistado en peligro. era muy probable que fuera una altruista alocada pero no podí­a ser de otra forma aún a riesgo de perder lo que más amaba... a René.

Skyros

Perdonad pero: ¿Cuando he dado yo una idea así­? O os habeis confundido o tengo alzehimer.  ertryw45

Xena

Cita de: Skyros en Agosto 15, 2015, 13:11:11:07 PM
Perdonad pero: ¿Cuando he dado yo una idea así­? O os habeis confundido o tengo alzehimer.  ertryw45
Perdón, confundí­ el nombre con Atropos, alzeimer yo  tydrtuytu tydrtuytu

Skyros

Cita de: xena123 en Agosto 15, 2015, 16:01:01:10 PM
Perdón, confundí­ el nombre con Atropos, alzeimer yo  tydrtuytu tydrtuytu

En Grecia se queda todo.  ertryw45 ertryw45 ertryw45

SoraM

Colgué el teléfono inconscientemente tras aquella conversación. Mi brazo hizo el gesto, pero mi cerebro se detení­a en analizar cada palabra anteriormente escuchada, y cada sonido articulado. Con aquel rostro de asombro me senté de nuevo en mi silla, debí­a seguir trabajando, no podí­a perder el tiempo, la empresa era muy exigente, y yo una trabajadora impecable. En estado de shock continué mi trabajo, que por suerte podí­a realizarse de manera automática. Mis dedos martilleaban rápidamente el teclado, mientras mi mente divagaba sin rumbo en un mar de dudas, recuerdos e incredulidad.
Llego el momento de volver a casa, y con ello, de enfrentarme así­ a aquella llamada que tanto habí­a descolorado mi mente.


Báthory

Pero tení­a tanto miedo de enfrentarme a ella, que decidí­ quedarme un rato más en la oficina. Total, era una niña pija enchufada en la empresa familiar y podí­a permitirme echar una cabezadita para relajarme y que se me quitara la cara de estupefacción que se me habí­a quedado perpetua desde que colgué el teléfono. Me levanté despacio y me metí­ la lengua para dentro con mucho cuidado, ya que siempre que me sorprendí­a se me quedaba colgando y se me pegaban todas las pelusas. Querí­a echarme en el sofá en el que solí­a repanchingarme mientras los pringados de los empleados hací­an el trabajo sucio por un sueldo irrisorio. Me levanté de mi silla de malo del inspector Gadget y di un paso al frente. Tropecé con los cables del ordenador con tan mala suerte que todo lo que habí­a en la mesa, incluyendo la impresora, el ordenador portátil y la granja de Pin y Pon, voló a la vez que yo para terminar atravesando la gran puerta de cristal de mi despacho. Entonces empecé a arrastrarme por el suelo entre quejidos lastimeros mientras los curritos me miraban asombrados sin mover ni un dedo por ayudarme. No me pasó nada, pero me daba vergüenza levantarme, así­ que seguí­ arrastrándome para fingir una posesión infernal y de esta guisa bajé todas las escaleras desde el noveno piso hasta llegar a la calle. Al final no pude repanchingarme en el sofá y volver al despacho en ese momento era demasiado bochornoso, así­ que asumí­ que tení­a que verla por narices. Pero tampoco era tan grave, siempre podí­a recurrir a mi estrategia de repetir con voz aguda lo que ella me dijera hasta que se cansara y se fuera como solí­a ocurrir cuando me molestaba con sus "tenemos que hablar" y luego seguir igual que estábamos porque los cambios no me gustaban nada y me provocaban flatulencias.
"Fratriarcado es también toda defensa que las mujeres realizan de los pactos entre varones, sin reparar en que ellas no están incluidas." Rosa M. Rodríguez Magda

June


Por Dios! ¿Cómo era posible que alguien se tomara tan a broma su trabajo? aquel panfleto con una pseudo historieta no valí­a la pena ni leerla, aunque me habí­a divertido haciéndome olvidar por momentos la terrible noticia.
Mi hermano, aquel al que nunca o casi nunca veí­a habí­a sido halado muerto en los peldaños de una cantina olvidada del puerto. Un perro estaba a su lado echado sobre su pecho, con las patas cubriendo un cuerpo ya frí­o e inanimado. Veinte años, su herencia acababa de pasar a mis manos en lo absoluto y yo ya no la deseaba, ya no me importaba, ya nada importaba salvo, quizá, salvar a los animales que eran mi único amor. René acabarí­a odiándome; la estaba haciendo sufrir en demasí­a y ella no lo merecí­a. Me estaba convirtiendo en un monstruo que no merecí­a vivir, y menos amar ni ser amada.

Átropos

Como era asquerosamente rica, decidí­ llamar a René para invitarle a uno de los restaurantes más caros de la ciudad y explicarle que me iba a Australia a salvar a un canguro en apuros que se habí­a quedado atrapado entre dos ramas de un árbol. Sabí­a que no me iba a ser facil convencerla para que se viniera a cenar conmigo, pero cuando le conté que habí­a heredado una inmensa fortuna, ella hizo "chas" y apareció a mi lado.

-¿Qué queréis tomar, chatinas? - dijo el camarero.
- Un Happy meal, por favor.
- Yo otro.

Cuando me sonreí­a el corazón se me aceleraba. Le expliqué que me iba a ir a Australia y después me irí­a a Albacete. Sus lágrimas afloraron inmediatamente. Acercó su mano a mi cara y simuló que cogí­a mi nariz: "no puedez idte, me he quedado con tu nadiz" -dijo en tono infantil.
"Everything is political when you're a woman"

Báthory

Ese gesto me ofendió muchí­simo porque René siempre me tomaba por una niña bitonga. Entonces me levanté con el ceño muy fruncido y la boca en un marcado paréntesis con las comisuras hacia abajo y, guardando celosamente el juguete de mi Happy meal para que no se lo quedara ella como siempre, la miré y le dije:

-Depuélpeme ahora pispo pi nariz.
-¡¡¡No quiero!!! -Gritó, sobresaltando a todos los clientes del restaurante y haciendo que el camarero volcara una bandeja con un puchero de lentejas sobre una familia del Opus.

Entonces René salió corriendo y yo tras ella. Corrimos durante un rato alrededor de la mesa hasta que René pisó el charco de lentejas y resbaló. Me lancé sobre ella y nos fundimos en un profundo beso negro. Después, con dulzura, le pedí­ que me acompañara en mi viaje porque tení­a pasta gansa para gastar y le comprarí­a algo bonito si vení­a conmigo.

"Fratriarcado es también toda defensa que las mujeres realizan de los pactos entre varones, sin reparar en que ellas no están incluidas." Rosa M. Rodríguez Magda

BlueJayWay


René querí­a que la pagara otra cirugí­a estética. Habia oí­do hablar del blanqueamiento anal y se pirraba por estar a la última. Para mi no era un problema soltar la guita pero me tení­a frita, así­ que le dije: "Suficiente, por ahí­ ya no paso" aunque esto me lo dije mentalmente, pues tení­a un plan B para quitármela de encima, sabí­a lo pesada que era si le llevaban la contraria.

Por fortuna por esa calle habia una clí­nica de Corporación Dermoestética y le dije que entrara a preguntar precios mientras yo me terminaba el cigarro. -"Pero si tú no fumas"- -"Sí­, he empezado ahora" le contesté mientras me llevaba a la boca un pendrive de mi empresa muy molón que tení­a forma alargada. Como soy tan buena disimulando y René es más bien cortita, no preguntó más y entró a la clí­nica dando brincos, en cuanto la perdí­ de vista alcé mi brazo dramáticamente y paré un taxi, poniendo rumbo al aeropuerto.

Mientras reposaba en mi asiento de primerí­sima clase, con mi martini y una azafata abanicándome, sin embargo, no dejaba de preguntarme si habia sido muy cruel con ella y que sin falta le mandarí­a un mensaje con alguna excusa al llegar al aeropuerto de Sidney. Pero aunque pillé un billete sin trasbordos el viaje era largo y los martinis fueron cayendo, cuando llegué iba yo más flamenca que la del whassap, lógicamente los de aduana me pararon para ver si tení­a algo que declarar. Me dio bajona y declaré que estaba muy arrepentida por tratar así­ a René, llorando como una mamarracha. Entre mi llanto no escuché bien por qué me preguntaban tanto por un par de fuets que llevaba en mi bolso de mano por si me daba hambre por el camino. Resulta que allí­ son como los cines y les jode mucho que metas comida de estrangis. No recuerdo muy bien qué lindeza les contestarí­a pero debí­ ponerme borde ya que cuando recobré la conciencia me vi arrestada.
Cuando una persona tóxica no pueda controlarte
buscará controlar la forma en la que los demás te ven.

monkeypaw

cuando llegue a la carcel, habia un monton de tias que eran igualitas a las de orange is the new black y otras series lgbt. porque la celda era enorme. la que era igual a alex vause, me ofrecio un kit kat y dijo "quieres?" y al lado estaba la que era igual que carmilla y dijo "aqui nadie resbala con charcos de lentejas, si te encuentras a una renee, se lo echamos por encima" y otra dijo "que no se entere nadie! aqui contrabandeamos con muñequitos de happy meal!" y otra con pinta de xena, dijo "mira, para que veas como van las cosas, aqui entran todas y salen todas y hacemos que los juguetitos del happy meal reconstruyan su cerebro para que piensen que es la primera vez que entramos. aqui hay buen rollo, como el foro de lesbianas.tv"

Perdu

Pero como no me quedó claro si se referí­a al primer foro o al segundo, y en este último no participan mucho -por lo que podí­a pasarme un par de años más en prisión esperando que siguieran la historia-, decidí­ fugarme de allí­, no sin antes beneficiarme a todas las presas que estaban buenas y algunas de las que no lo estaban tanto. Después de dejar el pabellón bien alto entre las condenadas, le comí­ el morro -no seré yo la que especifique cuál- a una de las funcionarias de prisiones que, ante mi pericia, me ayudó a huir con la promesa de escarceos posteriores.




Hala! Ya está fuera. Ahora que siga otra.

June

Una vez fuera y después de tener el juju escaldado con tanto meneo carcelero, me dediqué a buscar un tándem para ir en busca del canguro atrapado, así­ si alguien querí­a subirse conmigo podí­amos darnos una vuelta por el continente que seguro serí­a la repera.
Conseguí­ llegar cerca del bicho, el cual enfadado y molesto por mi tardanza y de bracillos cruzados, torció el morro y me escupió, el muy ingrato, me hizo la señal de  ca3    con el dedo porque querí­a los fuets.

Le dije que me los habí­an birlado en el aeropuerto y se enfadó todaví­a más enganchándose  más si cabe en las ramas de los árboles. De resultas me dio una patada que todaví­a estoy dando vueltas alrededor del globo terráqueo....